Ya hay fecha para el juicio que sentará en el banquillo de los acusados al hostelero chino de Benicàssim que en el verano del 2017 degolló, presuntamente, a un cliente que desayunaba en su establecimiento -bar La Alegría-. Será los días 4, 5 y 6 de marzo cuando un jurado popular comience a analizar un crimen que sigue hoy sin explicación alguna. Y es que, al parecer, el procesado atacó a la víctima sin mediar palabra y sin haberse producido discusión alguna entre ellos.

La Fiscalía pide para el presunto homicida 22 años de internamiento en un centro psiquiátrico por haber golpeado, apuñalado y cortado el cuello a un hombre, de 60 años, que tomaba café en su establecimiento un sábado por la mañana. Las circunstancias psicológicas del autor del crimen salieron a debate desde el primer momento y es que, como apuntaron la Guardia Civil y los familiares del fallecido, entre ellos no había relación alguna ni desavenencias previas, por lo que no pudo hallarse un móvil.

Los informes forenses sobre el estado mental del hostelero chino le valen al presunto degollador una eximente completa de alteración psíquica, esto es, se le considera inimputable debido a sus trastornos. Por ello, en caso de condena, no iría a la cárcel, sino a un centro psiquiátrico.

EL DÍA DE AUTOS

Apenas faltaban dos minutos para que arrancara el segundo encierro de San Fermín el día 8 de julio del 2017 cuando sucedía la tragedia. Un benicense, de 60 años, perdía la vida tras ser degollado mientras desayunaba y leía el periódico sentado en la terraza de La Alegría, un local que frecuentaba. La víctima fue agredida con dos armas --primero con una barra de hierro en la cabeza y después con un cuchillo--, según indicaron fuentes cercanas al caso.

Lamentablemente, cuando llegaron los servicios sanitarios únicamente pudieron confirmar la muerte. La gravedad de las heridas imposibilitó cualquier actuación médica. Después, con la presencia del juez y forense de guardia de Castellón, se procedió al levantamiento del cadáver.

El autor del crimen, de nacionalidad china y que responde a las iniciales A. Z. fue detenido por «evidentes indicios de su participación en los hechos», según dijo la Guardia Civil. Tenía restos de sangre y estaba dentro del local cuando llegaron los agentes.

«Mi marido no se metía con nadie, era una persona maravillosa. No lo entendemos. ¿Por qué?», se preguntaba la viuda horas después del terrible suceso. «Era un hombre serio y muy trabajador, ingeniero electrónico y con una empresa que trabaja para todas las centrales nucleares de España. Estamos destrozados y no logramos entenderlo», comentaba desolada la mujer a este diario.

El juez decretó el ingreso en prisión provisional del hostelero, donde todavía continúa.