No salió a correr. Laura Luelmo, la profesora de 26 años hallada muerta en El Campillo (Huelva) vestía pantalones vaqueros cuando su asesino la abordó el pasado miércoles cerca de su casa. La Guardia Civil encontró su ropa a 200 metros de donde poco después localizó el cadáver de la chica, semidesnuda, maniatada y con golpes, posiblemente causados con una piedra, en la cabeza y en el cuello, en un camino rural cubierto de jaras en La Mimbrera, a cuatro kilómetros del pueblo donde la joven zamorana acababa de instalarse para incorporarse a su nuevo trabajo.

Los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) y de la Guardia Civil de Huelva trabajan con dos hipótesis: Laura fue maniatada y secuestrada en su propia casa o salió a pasear, pero no llegó lejos, ya que su asesino la habría atacado muy cerca de allí.

La autopsia ha revelado que Laura murió como consecuencia de un fuerte golpe en la cabeza, concretamente en la frente, entre el 14 y el 15 de diciembre, es decir, su asesino la retuvo con vida dos o tres días. Los investigadores analizan su cuerpo, que también presenta marcas que apuntan a que la chica se defendió, en busca de más evidencias que confirmen la identidad del autor del crimen, como restos de ADN. También analizan los objetos recogidos cerca de su cadáver, entre los que encontraron sus pantalones, y un cordón con el que su agresor le ató las manos.

UN VECINO

La Guardia Civil detuvo ayer a un vecino de Laura como presunto autor de su muerte, que ya está siendo interrogado en el cuartel de Valverde del Camino, próximo a El Campillo. Se trata de Bernardo Montoya, de 50 años, que salió de prisión en octubre, donde ingresó tras ser condenado por el asesinato de una anciana de 81 años en Cortegana (Huelva) en 1995. Montoya cumplió 17 años y nueve meses de cárcel, salió en marzo del 2015, pero apenas tres meses después fue detenido tras cometer dos robos con violencia, por los que volvió a prisión hasta el pasado octubre. Tras alcanzar la libertad, se instaló en una casa de El Campillo, propiedad de su padre, ubicada frente a la de Laura.

Un testigo ubicó por error a su hermano gemelo Luciano cerca de la casa de Laura el día de su desaparición. En realidad, Luciano, quien también fue condenado por asesinato y es conocido en El Campillo por intentar agredir sexualmente a una joven de 27 años en el 2008, se encontraba en prisión cuando se perdió el rastro de Laura. Habría sido su hermano Bernardo quien, según las pesquisas los investigadores, «salió pitando» de la zona. Aunque Laura apenas llevaba nueve días en el pueblo, había comentado a su novio que se sentía observada por un vecino suyo.

Los antecedentes de ambos hermanos hicieron que se convirtieran en personas de interés para los investigadores desde el primer momento de la desaparición de Laura. También los vecinos apuntaban en esa dirección, señalando, además que no habían visto el vehículo Alfa Romeo en el que acostumbraba a moverse Bernardo desde que Luelmo desapareció. El hombre se había marchado, aunque la Guardia Civil tenía localizado su paradero.

La autopsia deberá confirmar si Laura fue agredida sexualmente. Los agentes, que ahora continúan buscando el móvil de la chica a fin de encontrar pistas sobre sus últimos movimientos, sospechan además que el crimen se produjo en otro lugar y el cuerpo fue trasladado luego.

Fuentes penitenciarias confirmaron que Bernardo, el ahora detenido, acudió a la cárcel de Huelva para mantener un vis a vis con su novia el pasado 14 de diciembre, dos días después de que Laura desapareciera y el mismo día que supuestamente murió la joven según concluye el forense. La Guardia Civil investiga si pudo aprovechar el viaje para deshacerse de alguna de las pertenencias de la víctima u otro objeto que pudiera incriminarle.