Más de 60 testigos están citados para declarar en el juicio por el asesinato de Miguel Navarro Fernández, Maikel, que comenzará el próximo jueves, día 7 de septiembre, y que tendrá una duración de tres días. No obstante, indicaron fuentes judiciales, las defensas de los dos menores acusados (ahora tienen 18 y 15 años) intentarán alcanzar un acuerdo de conformidad antes de la vista, ya que confesaron y reconocieron los hechos en su día. Un acuerdo que la acusación particular, ostentada por el abogado castellonense Miguel Bernat, no ve viable a no ser que acepten el cumplimiento de la pena que él exige que es la máxima.

Para el joven de 18 años, A.S. M., que cuando sucedieron los hechos el pasado 6 de enero tenía 17, la acusación particular pide ocho años de internamiento en un centro de reeducación (reformatorio) por el asesinato y dos más por un delito de robo. Además, solicitan una medida de libertad vigilada tras la condena de cinco años más. Para el niño de 15 años (que el día del crimen tenía 14), el abogado de la familia de Maikel pide seis años de ingreso en el reformatorio y otros tres más de libertad vigilada al salir.

Por su parte, la Fiscalía pide ocho años por asesinato para A.S.M. y seis para el menor de 15 años. En ambos casos son las penas máximas para este delito que contempla la Ley del Menor.

UNA LARGA LISTA DE GENTE // Para el juicio, que está señalado los días jueves 7, viernes 8 y lunes 11, están convocados por orden del juzgado y a petición de la Fiscalía, la acusación particular y las defensas, los padres y familiares de la víctima; los padres y familiares de los dos acusados; los amigos y compañeros de clase de los dos acusados; los amigos y conocidos de Maikel; así como una quincena de agentes de la Policía Nacional que intervinieron en el caso y cinco médicos forenses.

En principio, la primera sesión comenzará con el relato de los hechos y el interrogatorio de los dos jóvenes acusados. Tras esto se sucederán, previsiblemente, el testimonio de los testigos.

El asesinato de Maikel formará parte de la crónica negra de Castellón no solo por la crueldad y la brutalidad del crimen, sino por la edad de los autores confesos: dos chavales que entonces tenían 17 y 14 años, y un tercero de 20.

La relación entre la víctima y los acusados, al parecer, era de amistad y tras el desenlace final los implicados trataron de deshacerse tanto del cuerpo como de las pruebas que podían incriminarles, llegando incluso a despistar a la Policía Nacional con falsas pistas hasta que el 12 de enero, al verse acorralados, se derrumbaron y confesaron. Primero lo hicieron los dos menores y el adulto fue localizado horas más tarde cuando intentaba huir.

Los dos menores están en centros de reinserción y el mayor de edad, en prisión preventiva.

Cabe recordar que los acusados habían citado a la víctima en la casa de uno de ellos, próxima a la basílica de Lledó, tras idear un plan para acabar con su vida. Los cuatro, según se desprende de las investigaciones policiales, se fumaron unos porros en la casa.

UNA DECENA DE HACHAZOS // Una vez estaban en el garaje, con la excusa de mostrarle a Maikel unos objetos para vender como chatarra, le asestaron por sorpresa una decena de hachazos, portando cada uno de ellos un hacha. La mayoría de golpes se dirigieron directamente a la cara y a la cabeza de Maikel, como refleja la autopsia, y uno de ellos alcanzó una mano, cuando el joven intentaba protegerse la cara ante el brutal ataque, sin capacidad alguna de defensa, ya que los golpes fueron certeros y rápidos.

Como consecuencia, Maikel moría desangrado y por la destrucción de los órganos encefálicos, es decir, el cerebro. Los acusados, a continuación, ataron el cuerpo en posición fetal con unas cuerdas, realizando nudos marineros. Lo metieron en una carretilla y lo enterraron en un huerto de naranjos frente a la casa.

Lo rociaron con gasolina // Tras perpetrar el asesinato, los tres implicados intentaron deshacerse del cadáver. La noche del 6 de enero, día de Reyes, estaban solos en la casa. Lo primero que hicieron fue ponerle una bolsa de plástico de una conocida tienda de deportes en la cabeza, ya que sangraba abundantemente. Según declararon en sede judicial, uno de ellos, el joven de 17 años A.S.M., «estaba muy preocupado porque se habían manchado las paredes».

Tras esto, y después de maniatar el cuerpo sin vida de Maikel, comenzaron a limpiar las paredes con una espátula. Para deshacerse de las pruebas pensaron, según consta en la investigación, en prenderle fuego al cadáver, por lo que lo rociaron con gasolina. Algunas prendas de la víctima, de hecho, aparecieron después dentro de una estufa, como una zapatilla y otras cosas.

Al percatarse de que era complicado y podrían descubrirles, subieron el cadáver en una carretilla de obra y lo llevaron hasta un huerto frente a la vivienda, donde lo enterraron. Los tres sellaron un pacto de silencio que solo duró una semana.

LAS CLAVES

Indemnizaciones para los hijos y la mujer // La acusación particular que representa a la esposa y a los hijos de Maikel, un niño y una niña de corta edad, solicitan al tribunal indemnizaciones de 150.000 euros para cada uno de ellos.

Reparación del daño para padres y hermanos // La acusación particular que representa a los padres de Maikel y a los hermanos pide indemnizaciones para cada uno de ellos de 30.000 euros para reparar económicamente el daño ocasionado.

El seguro del hogar de la casa, a debate // La defensa del joven acusado de 18 años ha presentado ante la juez unas pólizas de seguros de la casa donde se produjo el crimen para ver si pueden hacerse cargo de la cuantía económica.

Exámenes psicológicos e informes forenses // Los acusados presentarán en el juicio una serie de exámenes psicológicos particulares. Los forenses ya determinaron que eran chicos narcisistas, sin empatía, sin sentimientos y envidiosos.