Tenía siete años cuando fue, supuestamente, violada por el hermano de su tío político. Sucedió en la calle Boqueras de Almassora y la víctima no lo denunció hasta que cumplió los 15 y fue capaz de verbalizar la presunta agresión sexual. En la actualidad, la joven padece, según los forenses del Instituto de Medicina Legal de Castellón, una «tendencia suicida» y también «autodesprecio» por unos hechos que tuvieron lugar en el 2007, hace una década.

«Tenía mucho miedo porque me dijo que le haría daño a mi familia si lo contaba», explicó ayer la afectada en el juicio celebrado en la Sección Primera de la Audiencia Provincial y que sentaba en el banquillo al almazorense A.V.M., de 41 años, que se enfrenta a 15 años de prisión, otros 10 más de libertad vigilada y a una indemnización de 30.000 euros.

«Lo conozco de toda la vida. Para mí, era como mi familia», relató la chica, que en la actualidad tiene 17 años. «Un día mi prima pequeña y yo nos quedamos a solas en casa con él. Me cogió de un brazo y me llevó a la habitación. Allí, se quitó la ropa y me tiró boca abajo en la cama. Recuerdo que gritaba y sentía mucho dolor», explicó la joven, que declaró tras un parabán. La víctima apuntó que, tras la presunta agresión, el acusado la llevó al baño y la duchó para, posteriormente, amenazarla con ir a por su familia si ella revelaba lo ocurrido.

ÉL LO NIEGA

El procesado, por su parte, lo negó todo y calificó la denuncia como «una mentira». «Nunca me quedé a solas con las niñas y en la vida he tocado a un menor», aseveró A.V.M. a preguntas de la Fiscalía. Una postura que mantuvo hasta su alegato final, cuando repitió a los jueces: «Yo no he hecho nada».

La madre de la menor afectada, por su parte, relató al tribunal que su hija «empezó a cambiar» tras la supuesta violación y contó que la pequeña tenía ataques de ansiedad de manera habitual. El exnovio de la chica lo corroboró e incidió en que la joven sentía «miedo» y «ansiedad» cuando pasaba por la calle Boqueras. «Una vez me confesó que él la había violado de niña y yo la animé a denunciar y le dije que no podía vivir con miedo», declaró la expareja de la adolescente.

Los forenses que exploraron a la menor dieron «credibilidad» y «veracidad» a su testimonio y apreciaron «sintomatología reactiva y afectiva» a los hechos, además de tendencia a las ideas suicidas, según explicaron durante el juicio en la Audiencia.

La fiscal del caso incidió en su informe final en que «el dolor no se produce por un simple roce o una fricción, sino por un acceso vaginal», y mantuvo su petición de 15 años de prisión. El caso ha quedado visto para sentencia.