Nules vivió hace ahora dos años un atraco de película en la sucursal del Banco Santander de la calle Mayor. Tres asaltantes, de 22, 29 y 37 años, se adentraron en la entidad, a través de un butrón realizado desde un local abandonado anexo, maniatando y amenazando con armas blancas al director. Unos hechos por los que la Sección Primera de la Audiencia Provincial sentó ayer en el banquillo a los tres responsables, quienes reconocieron haber perpetrado el golpe.

Uno de ellos se escudó en su adicción a la heroína, mientras que un segundo --sin antecedentes previos-- dijo que participó en el atraco porque lo iban a desahuciar. «Fuimos a llevarnos el dinero, pero no queríamos hacerle daño a nadie», relataron durante la vista, incidiendo en que obedecieron a la Guardia Civil cuando les ordenó que se tiraran al suelo y entregaran las armas. «Incluso, les abrimos la puerta a los agentes», incidió uno de ellos.

El director de la entidad, a quien retuvieron en la oficina, declaró protegido por un parabán. Y es que los tres acusados han permanecido en libertad, a la espera de juicio. «Yo entré a primera hora, desconecté la alarma y me sorprendieron con cuchillos y pasamontañas», explicó el rehén a los magistrados.

«Me amenazaron y me pidieron la combinación de la caja, pero yo les dije que no la sabía», recordó el testigo, asegurando que los atracadores le ataron las manos a la espalda con bridas y lo obligaron a arrodillarse.

‘IN FRAGANTI’ / También declaró ante el tribunal la vecina de Nules que se percató del atraco y avisó a la Policía Local. «Yo esperaba a la subdirectora fuera de la oficina y vi a dos personas con la cara tapada, por lo que corrí a avisar de que se estaba produciendo un robo», dijo la mujer a los jueces.

En la vista declararon, asimismo, varios guardias civiles que intervinieron en el espectacular dispositivo policial, compuesto por una veintena de agentes municipales y efectivos de la Benemérita. «Somos del cuartel de Burriana, pero oímos el aviso del atraco y acudimos a la zona. Al llegar comprobamos que los asaltantes estaban muy nerviosos», relató uno de los agentes de la Guardia Civil, que reconoció que los autores «colaboraron» y «no se mostraron violentos».

La Fiscalía pide ocho años de prisión para cada uno de los procesados por los delitos de robo con violencia e intimidación y detención ilegal. La defensa de los mismos aboga, sin embargo, por una pena de diez meses y quince días de cárcel, con las atenuantes de drogadicción y reparación del daño --los procesados ya pagaron a la entidad 772 euros por los desperfectos causados--.