Yo le dije días antes que quería dejar la relación. Una noche fui a dormir a mi hijo y, cuando regresé a nuestra habitación, él estaba desnudo y quería sexo. Le dije que no y me obligó a tener relaciones. Me cogió del cuello y no me lo pude quitar de encima. Le dije no en varias ocasiones». Con estas palabras relató ayer la víctima de una presunta agresión sexual en Burriana cómo sucedieron los hechos, según su versión. La Sección Segunda de la Audiencia celebró el juicio oral contra la expareja de la afectada, que se enfrenta a doce años de prisión y otros diez de libertad vigilada.

La mujer contó a los magistrados que el 26 de junio del 2018 el padre de su hijo la inmovilizó y, supuestamente, la forzó sexualmente. Incidió, además, en que el niño de tres años de la pareja estaba en la vivienda familiar, comenzó a llorar y «lo presenció».

El procesado, en cambio, lo negó todo en rotundo y, en un tono muy calmado, aseguró que él sufrió un ataque de ansiedad cuando ella le propuso romper. «No la agredí. Esa noche no hubo sexo y ni siquiera se lo propuse», afirmó el varón, a preguntas de la fiscal. Respecto a los dolores de cuello sufridos por su ex, dijo que la mujer siempre los había tenido.

Una amiga de la denunciante fue llamada a declarar como testigo, pues fue la primera persona a la que la afectada confesó lo acontecido. Sin embargo, la Fiscalía puso de manifiesto las contradicciones en las que incurrió la mujer, quien en instrucción declaró que su conocida le había confesado que hubo violación consumada, mientras que ayer dijo que solo hubo tentativa.

Agentes de la Guardia Civil de Burriana también acudieron a la Ciudad de la Justicia para prestar su testimonio. «Recibimos el aviso de que una mujer había sido agredida. Fuimos a su casa y ella nos contó que el hombre había querido forzarla y había conseguido su propósito», recordó uno de los efectivos que la entrevistaron. La Fiscalía confirmó la petición de doce años y la defensa pidió la absolución. El caso quedó ayer visto para sentencia.