La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Castellón juzgó ayer a un hombre de Vinaròs, I.M.P., acusado de agredir sexualmente, de forma continuada y durante siete años, a su hija adolescente. La Fiscalía pidió para él 12 años de cárcel y una indemnización de 18.000 euros, mientras que la defensa no vio probada la existencia de delitos y exigió la absolución de su representado.

La víctima, que declaró tras un parabán que impedía el contacto visual con su progenitor, relató que desde los cinco a los 14 años vivió en un centro tutelado por la Generalitat después de que su madre les abandonara a ella y sus dos hermanos. A los nueve años comenzaron a pasar fines de semana con su padre y fue entonces cuando habrían comenzado los tocamientos. Los abusos se agravaron cinco años más tarde, al pasar a residir en el domicilio paterno, momento en el que se producían «casi todos los días».

Fueron otros dos años de «infierno», según el Ministerio Fiscal, que terminaron cuando en el 2016 decidió denunciar tras la mediación de las monitoras de un curso de kitesurf organizado por Cáritas. Según la víctima, durante ese tiempo no solo tuvo que soportar que el agresor le introdujera los dedos en sus partes íntimas, sino también «besos en los pechos y en la vagina» y varios «intentos de penetración». La víctima relató que no denunció antes porque tenía miedo al individuo.

La joven, que ahora tiene 17 años, no pudo evitar romper a llorar en varios momentos de su declaración y afirmó que todavía sufre trastornos psicológicos. En cambio, la forense que le realizó las pruebas para comprobar las consecuencias físicas de los tocamientos afirmó que el himen de la joven presentaba «cierta elasticidad» y que al no haber desgarro no se podían demostrar los abusos, un argumento que la defensa utilizó en su favor.

SIN PATOLOGÍA MENTAL // Los peritos que realizaron el diagnóstico psicológico del acusado afirmaron que tenía una inteligencia «por debajo de la media», pero no apreciaron ninguna patología mental que le impidiera darse cuenta de la gravedad de los hechos. De hecho, el forense aseguró que los reconoció y mostró «gran arrepentimiento», pese a que ayer se negó a declarar y su abogado los negó.