María Eugenia T.B., castellonense de 43 años, fue sentenciada a cumplir tres años de prisión por robar un total de 26.000 euros a la anciana de Almassora a la que cuidaba durante los años 2011 y 2012. Así lo estimó la Audiencia Provincial de Castellón el pasado año al considerarla culpable de un delito agravado de apropiación indebida. La víctima, de 77 años y con graves problemas de movilidad, murió hace tres años, a la espera de que el juicio se celebrara.

Tras presentar la defensa de la ya condenada un recurso de casación, el Tribunal Supremo (TS) ha decidido rebajar la pena impuesta a la asistenta del hogar y dejarla en un año y nueve meses.

El Alto Tribunal ha modificado el fallo y ha retirado el tipo agravado del delito, al considerar que «no se aprecia ese plus de confianza que tiene que superar claramente como algo distinto y añadido a la confianza inherente, natural o consustancial exigible en cualquier delito de apropiación indebida». La sentencia, a la que ha tenido acceso este diario, recoge que la procesada comenzó a quedarse con el dinero de la anciana poco tiempo después de entrar a trabajar como empleada doméstica, apropiándose de la mayor parte del efectivo que la víctima retiraba del banco para correr con los gastos domésticos.

El Supremo ha mantenido, sin embargo, las indemnizaciones y multas económicas que la ladrona deberá afrontar. Así, deberá abonar una sanción de 1.620 euros y devolver a los herederos de la fallecida los 26.000 euros de los que se adueñó. Durante el juicio, la procesada se justificó diciendo que la fallecida era «muy espléndida» con ella en temas económicos. Según la ya condenada, la anciana le dio 3.000 euros por haber estado con ella durante su ingreso hospitalario. «Siempre me daba dinero para gastos, como taxis, gasolina e, incluso, le compró a mi hija una televisión por su cumpleaños», relató María Eugenia T.B. al tribunal de la Sección Segunda de la Audiencia.

DEJÓ A LA VÍCTIMA CON 3 € // Sin embargo, según varios testigos que declararon en el juicio, la procesada acompañaba a la víctima a la sucursal para sacar el dinero, «firmaba y se lo daban», manifestaron. El abogado de la familia relató cómo en menos de seis meses la procesada extrajo unos 26.000 euros de las cuentas, hasta dejarlas con tres euros.

«La anciana no tenía ninguna noción de la conversión de euros a pesetas, por lo que desconocía la cantidad que extraía», contaron sus allegados. En el 2012 la empleada dejó el trabajo al saberse descubierta por las otras cuidadoras, que vieron el saldo de las cuentas saqueadas.