Mi marido no se metía con nadie, era una persona maravillosa. No lo entendemos. ¿Por qué?». Una pregunta que atormenta a Milagros, la mujer de Luis María P.R., el hombre de 60 años asesinado el sábado mientras tomaba un café y leía el periódico en la terraza del bar La Alegría de Benicàssim (el entierro es hoy a las 17.00 horas en la iglesia de Santo Tomás).

«Mi marido no discutía con nadie, nunca. Era educadísimo, bueno y súper correcto. No era agresivo ni juerguista, todo lo contrario, más bien introvertido. En los establecimientos de Benicàssim lo querían con locura», lamenta la viuda. «Estamos destrozados, no lo entendemos, ni sus hermanas, ni mi familia, ni los amigos. Sin duda, estaba en lugar equivocado», señala, angustiada.

La víctima solía acudir al establecimiento los sábados por la mañana con cuatro amigos desde hacía dos años, relata su esposa. De lunes a viernes el fallecido trabajaba y se recorría toda España y otros países de África y Latinoamérica. El fin de semana iba al bar, tomaba café, iba a pasear un rato y a las 11.00 ya estaba en casa, cuenta su esposa.

En cuanto al detenido, Milagros recuerda que su marido nunca le dijo nada malo de él. «Todo lo contrario, muchas veces me comentó: ‘es muy simpático’», dice la mujer, que niega rotundamente que su esposo mantuviera cualquier tipo de relación con el presunto homicida. «Solo era un cliente del bar», dice, desmintiendo cualquier incidente.

«Mi marido era un hombre serio y muy trabajador, ingeniero electrónico y con una empresa que trabaja para todas las centrales nucleares de España. No se dedica al sector de la construcción, como se ha dicho en algunos medios, ni tenía ningún negocio ni nada con el dueño del bar», aclara. «Fue agredido por la espalda, sin discusión previa. Le dio un golpe en la cabeza, cuatro puñaladas y le cortó el cuello. Ni se levantó de la silla», explica.

PRINCIPAL HIPÓTESIS

La investigación baraja como principal hipótesis un posible brote psicótico, puesto que el presunto agresor podría padecer alguna enfermedad mental y llevar un tiempo sin tomar la medicación. Algunos clientes y allegados explicaron a este periódico que últimamente tenía comportamientos extraños y que había tenido alguna discusión con otros clientes. «Era muy preguntón y te miraba lo que llevabas en las bolsas», dicen asiduos a la cafetería.