Montserrat González, la asesina confesa de la presidenta de la Diputación de León Isabel Carrasco, afirmó ayer que ella es la única responsable de su muerte y explicó que lo hizo movida por el odio debido a que Carrasco llevaba años haciendo la vida imposible a su hija y se “lo seguiría haciendo”. La principal acusada aseguró, durante la primera jornada del juicio con jurado por este crimen, que no se arrepiente de haberla asesinado y admitió que estaba “obsesionada” con ella.

Exculpó a las otras dos acusadas: su hija, Triana Martínez, de 36 años, y la agente de la Policía Local Raquel Gago, de 42, y recalcó que estas nunca conocieron sus planes para acabar con la vida de la política leonesa, porque no les hizo participe de ellos.

González, de 60 años, solo quiso responder a las preguntas de su abogado y dijo que decidió acabar con la vida de Carrasco cuando constató que iba a seguir como presidenta provincial del partido y de la Diputación, porque Mariano Rajoy no accedió a que la sustituyera Javier García Prieto, que lideraba una corriente contraria. Y lo hizo porque estaba convencida de que la víctima iba a seguir haciéndole “la vida imposible” a su hija.

“Decidí que la iba a matar”, recalcó la acusada. También afirmó que su hija e Isabel Carrasco se llevaron bien durante dos años hasta que la dirigente del PP acosó sexualmente a la joven. H