Una vecina de la Vall d’Uixó acabó en urgencias donde precisó más de 80 puntos de sutura para paliar los daños sufridos en la cara tras recibir la mordedura de un perro considerado de raza peligrosa, en concreto, según las fuentes consultadas, podría tratarse de un American Stanford.

Los hechos se produjeron la semana pasada en el barrio Carbonaire, junto a un conocido bar de la zona cuyos propietarios tendrían lazos familiares con el dueño del animal que protagonizó el incidente, conocidos también de la víctima, y las circunstancias en las que se produjo el accidente fueron de los más particulares.

Según algunos testigos, la mujer que sufrió el ataque conocía al can y de hecho, era habitual que tuvieran trato, «siempre que lo veía solía tocarlo», explicaron. Si bien no es excepcional que se produzcan agresiones entre el círculo cercano de este tipo de perros, sí que llama la atención la confirmación policial de que este llevaba puesto el bozal e iba sujeto correctamente con la correa.

Al parecer, y siempre según las fuentes consultadas, la víctima, como tenía costumbre, se acercó a la cara del animal para saludarlo «de forma cariñosa», cuando este, sin que nadie haya podido precisar alguna motivación concreta, le propinó una mordedura en la cara con las graves consecuencias ya mencionadas.

Desde la Policía Local solo confirmaron que la vecina notificó los hechos y presentó una denuncia, por lo que se iniciaron las consiguientes comprobaciones. Faltaría corroborar de manera oficial si el propietario (que en ese momento no llevaba al perro) había suscrito el seguro obligatorio y superado el preceptivo test psicológico que establece la normativa para este tipo de mascotas consideradas peligrosas (dos de los requisitos para poder obtener licencia). De no contar con licencia, la ley estatal establece una régimen sancionador que clasificaría esta circunstancia entre los supuestos más graves.