Un hombre de nacionalidad ecuatoriana y vecino de Benicarló se sentó ayer en el banquillo de la Audiencia Provincial de Castellón para enfrentarse a una pena de 15 años de prisión por presuntos abusos sexuales cometidos contra su propia hermana, menor de edad.

La niña declaró protegida por un parabán y con la voz temblorosa recordó cómo su hermano --por parte de madre-- le realizaba supuestos tocamientos desde muy temprana edad. Afirmó que cuando ella cumplió 14 años el acusado «fue más lejos» y la chantajeó para que mantuvieran relaciones sexuales completas.

La afectada explicó durante su declaración que una noche, después de salir con sus amigas, llegó a casa bajo los efectos del alcohol y la marihuana. «Al día siguiente me levanté con un dolor muy fuerte en el vientre y no recordaba nada. Cuándo le pregunté qué había pasado, me enseñó un vídeo en el que se veía cómo abusaba de mí. Después, me amenazaba con contarle a mi familia lo que había pasado. Yo accedía por miedo a lo que él quería», relató la víctima a preguntas del fiscal y el tribunal.

La niña reconoció que se ocultaba de su hermano e intentaba escaparse para evitar los presuntos abusos. Finalmente, le confesó los hechos a una amiga.

El acusado, en cambio, negó rotundamente cualquier tipo de tocamiento a la menor. «La trataba como cualquier hermano. No sé ni cómo es capaz de decir eso», aseguró durante su interrogatorio. Asimismo, acusó a su padrastro --marido de su madre y padre de sus dos hermanos-- de haber influido en la versión de la niña y aseguró que la relación entre ambos era tan mala que habían, incluso, llegado a las manos.

La madre del presunto agresor y de la víctima también declaró como testigo. Entre lágrimas dijo: «Esto es algo muy doloroso porque son mis hijos los dos. No podía imaginar lo que pasaba en mi casa». La mujer reveló que su hijo era problemático, que tenía «malas compañías» y «armaba escándalos». El joven llegó a tener una medida de localización permanente en el domicilio, que le impidió salir durante 40 días.

La amiga de la niña, a quien esta confesó los supuestos abusos, reveló a los magistrados que la afectada «tenía mucho miedo porque no sabía a dónde podía llegar el vídeo sexual que su hermano grabó» y afirmó que la víctima sentía que tenía la culpa.

El director del instituto al que la niña acudía y la orientadora recordaron cómo pusieron en marcha el protocolo al enterarse del caso y un guardia civil recordó que la menor hizo una declaración «coherente» y tenía «sentimiento de culpabilidad».