Un niño de 10 años, víctima de presuntos abusos y agresiones sexuales por parte de su tío en viviendas de Benicàssim y l’Alcora, revivió ayer las experiencias a las que le sometió el acusado hace ahora dos años. El pequeño, que declaró tras un parabán y desbordado por la situación, reveló al tribunal de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Castellón que su familiar, Benjamín F.B., le practicó tocamientos, felaciones e, incluso, en una ocasión lo violó, cuando él tenía solo 8 años.

El pequeño, acobardado, avergonzado y con la voz entrecortada, relató, por escrito y a través de dibujos, a los magistrados los abusos que padeció, mientras la jueza presidenta, Eloísa Gómez, intentaba, pacientemente, tranquilizarlo. “Me da vergüenza y lo quiero escribir”, dijo el menor, pasando una nota al tribunal en la que reflejaba lo vivido.

“Me chupaba mis partes, me dijo que me iba a meter el pene en la boca y yo no quería”, decían las duras palabras de la víctima, que reconoció haber sido, presuntamente, violado en una ocasión por el procesado. “Me hizo un poco de daño”, apuntó el niño, quien, preguntado por la defensa si su familia le había dicho lo que tenía que decir, apostilló: “Mi madre me ha dicho que cuente la verdad”. Y es que el acusado basó su declaración en que “todo” era “mentira” y en que la madre del menor le había dirigido en lo que debía testificar, de algún modo, por una discusión mantenida en el pasado. “Ella es una mujer vengativa”, sostuvo el hombre, que negó la mayor en el juicio.

Por su parte, la progenitora del niño contó a los jueces que Benjamín F.B. tenía buena relación con el pequeño y que se lo llevaba a su casa, a jugar y a hacer recados. “Cuando vi los dibujos de mi hijo, yo me quería morir. Mi cuñado, que es policía, nos dijo que había que llevarlo a un médico y después fuimos a la Guardia Civil a denunciar. Allí me enteré de cosas muy fuertes”, aseguró.

LA PENA // Aunque la petición que realizaba el fiscal inicialmente era de cinco años y medio por abusos y corrupción de menores, tras escuchar los supuestos accesos carnales consumados, decidió elevarlo a 16 años de prisión y a otros ocho posteriores de libertad vigilada, además de un programa de formación sexual. El juicio ha quedado visto para sentencia. H