Agua de lejos no apaga fuego. Bien conocen este dicho popular los bomberos del Consorcio Provincial de la Diputación, especialistas en actuar, codo con codo, en incendios, accidentes, búsquedas de personas, rescates de montaña, auxilios acuáticos, recuperación de animales etc.. En lo que va de año ya han realizado casi 3.500 salidas, una cifra que asciende a 123.500 en sus casi 32 años de historia y servicio público a Castellón.

Mediterráneo ha tenido la oportunidad de pasar con ellos ocho horas y vivir, minuto a minuto, un día en el parque de Plana Baixa, en Nules, el de mayor actividad de toda la Comunitat Valenciana. El azar marca el número de intervenciones que realizan en cada guardia estos héroes de carne y hueso. Cierto es que el turno compartido con ellos no ha sido el más frenético, pero nos ha permitido conocer de primera mano sus técnicas, vehículos y entrenamientos, así como los mejores momentos y los más duros de sus carreras.

Nos incorporamos a las 9.30 horas al servicio que integran ocho bomberos con larga trayectoria, de entre 40 y 59 años. El primero de los avisos entra a los pocos minutos y consiste en liberar a un perro del interior de una tubería en Burriana. No genera complicaciones y una dotación consigue rescatar al animal en perfecto estado. Salida finalizada.

Al poco de regresar al parque, se declara un incendio de vegetación en Onda, a donde nos trasladamos junto a la Policía Local y la Guardia Civil. Bomberos profesionales de Nules y voluntarios de Onda sofocan las llamas en una zona de cultivo y logran frenar su avance hacia unas casas cercanas. Todo parece indicar que se trata de una quema agrícola que se ha descontrolado y entre las brasas encontramos unas pastillas acelerantes. La Benemérita se hace cargo de la investigación de lo ocurrido.

De regreso a Nules, varios bomberos se disponen a realizar el mantenimiento del último vehículo adquirido, un Auto Brazo Telescópico, valorado en 700.000 euros, con una escalera de 32 metros de altura y capaz de lanzar 3.600 litros de agua por minuto. Este camión se utilizó en el incendio industrial que tuvo lugar la pasada semana en una fábrica de Betxí y que devoró por completo las instalaciones.

Rescate a un bebé.

José Ramón García, apodado Capitán y vecino de Nules, recuerda mientras coloca unos materiales el momento que más le ha marcado en su trayectoria profesional. Hace unos doce años, no dudó en atarse una cuerda a los pies para meterse, sin ninguna máscara ni botella de oxígeno, en un sifón en Vila-real al que había caído un bebé.

Arriesgando su vida, aguantó la respiración durante más de un minuto y tiró del cuerpo de la pequeña, a la que logró sacar con vida. «Cuando vi que había podido cogerla de una pierna y liberarla, me puse a llorar como un niño», recuerda todavía afectado por aquel servicio. Tristemente, la pequeña murió días después en el hospital.

Mientras, Jaime Balaguer, un veterano del Consorcio con casi tres décadas en plantilla a sus espaldas, comienza a preparar la comida. Es el encargado de comprar y guisar para sus compañeros, que conviven con naturalidad y buena sintonía durante las 24 horas que dura una guardia completa. Al tiempo que prepara un sabroso potaje, destaca la importancia de la experiencia en la gestión de emergencias. «Es un grado y te ayuda a gestionar las situaciones. Los accidentes de tráfico son muy duros, pero cuando la gente te agradece que estés allí, ayudándola, es muy reconfortante», explica Balaguer, quien al poco de hacerse bombero quedó atrapado entre el fuego en un incendio industrial en Vila-real.

«En Onda, tuvimos que sacar a un niño y un bebé de una casa en llamas. Les pusimos nuestras máscaras y corrimos hacia la salida, bajando a tientas las escaleras entre el humo. En esos momentos, el instinto te dice qué hacer», explica Joaquín Lay, natural de Fanzara y uno de los 20 bomberos de la Unidad de Rescate de Montaña.