La provincia de Ourense ha vuelto a ser pasto de las llamas con seis incendios forestales de importancia en las últimas 48 horas, sin control, que han cercado casas, provocado desalojos y afectado a zonas de alto valor ecológico, al arrasar, según las estimaciones provisionales facilitadas por la Consellería de Medio Rural, un total de 3.875 hectáreas.

Su extinción es complicada por las elevadas temperaturas, inusuales, y por un viento muy cambiante. Los dos grandes fuegos registrados en Oímbra y Muíños, unidos a otros nuevos, han arrasado cerca de 4.000 hectáreas, y en Monterrei se mantiene la declaración de “situación dos” por la cercanía de las llamas a las viviendas.

El resultado es una imagen desoladora, con zonas completamente teñidas del tizón de la ceniza y con una humareda que puede verse desde numerosas localidades próximas y también al pasar por la autovía A-52.

La difícil situación que se vive ha puesto en vilo a los habitantes de la provincia, congregados desde la noche del martes en la calle al ver cómo el fuego se aproximaba, por momentos, a sus casas, como fue el caso de Requiás (Muíños) y cuatro pueblos del Ayuntamiento de Oímbra, donde las llamas avanzaron sin control. H