'Ve despidiéndote de ellas'. Es tan solo una de las espeluznantes amenazas que la madre de Nerea y Martina dijo haber recibido por parte de su exmarido, el presunto parricida Ricardo Carrascosa, que este martes asesinó a las dos pequeñas con un hacha mientras estaban dormidas en el número 36 de la calle Río Adra de Castellón. La mujer aseguró en su denuncia del pasado febrero que temía por su seguridad y, sobre todo, la de las niñas, de dos y seis años.

La víctima dio el paso de poner en alerta a la Policía Nacional tras haber rehusado un mes antes denunciar a su expareja sentimental cuando su médico de cabecera remitió al juzgado un parte sospechoso de la mujer, que presentaba un fuerte estado de ansiedad y tras el cual podían esconderse coacciones y maltrato.

Cambió de opinión por temor a que Carrascosa la atacara a través de sus hijas. Según su propio relato, el presunto infanticida le había llegado a decir: «Me voy a cargar lo que más quieres». «Ya estás sentenciada». Así ha podido saberlo Mediterráneo de fuentes solventes cercanas al caso.

La madre de las menores asesinadas insistió en que solo quería «alejar» a Nerea y Martina de su padre por temor a que este les hiciera daño. Aseguró que él mismo se lo había anunciado con amenazas como: «Acabarás haciendo daño a las niñas por arruinar a su padre». La mujer desconfiaba de su exmarido y no quería que sus hijas estuvieran con él. Por ello, pidió una orden de protección que le fue denegada por el Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Castellón.

NEGÓ AGRESIONES

Preguntada si habían existido agresiones físicas por parte de Carrascosa, la madre lo negó, incidiendo en que el presunto parricida no era una persona violenta. Asimismo, afirmó que no había testigos de las amenazas, según ha podido saber este diario. Las terribles sospechas de la madre tardaron siete meses en cumplirse desde que interpuso la referida denuncia.

A primera hora del martes Carrascosa acabó con la vida de sus dos hijas, estando estas a su cuidado --de acuerdo al convenio regulador alcanzado--. Posteriormente, se lanzó al vacío desde el sexto piso en el que tuvo lugar el doble crimen que ha conmocionado al barrio de Estepar.

Nadie oyó nada extraño en la vivienda, pues el padre atacó a las niñas mientras dormían y no existió posibilidad de defensa. Las pequeñas fueron despedidas ayer por sus familiares y amigos en el tanatorio La Magdalena, donde se celebró una ceremonia íntima y privada en la que el silencio solo se rompió por el dolor.