Una niña de 10 años sufrió heridas de gravedad al ser mordida 26 veces por un perro de raza bóxer cuando se encontraba en un parque canino de La Fresneda, una urbanización perteneciente al concejo de Siero, a pocos kilómetros de Oviedo.

Según dijeron varios testigos presenciales y recoge el periódico La Nueva España, la pequeña logró evitar heridas mayores al protegerse ella misma y adoptar la postura de una bola, encogida.

Tras el ataque, la menor fue trasladada por sus propios padres hasta el Hospital Universitario Central de Asturias, donde fue intervenida de urgencia por un equipo de cirugía plástica.

Fuentes municipales informaron de que la vida de la joven no corre peligro, pero que las heridas provocadas por el can en distintas partes del cuerpo, sobre todo en los brazos y las piernas, llevaron a que fuese operada y a que haya quedado ingresada en el centro hospitalario.

CON EL DUEÑO, PERO SUELTO // Los hechos tuvieron lugar a las 18.00 horas del sábado, cuando la niña se encontraba en el entorno del parque canino de La Fresneda, donde el bóxer, que iba en compañía de su dueño, pero sin atar, se abalanzó sobre la menor.

Según la Policía Local, aunque no está considerada una raza peligrosa, por el tamaño, peso y características del perro, el can debería haber ido atado, aunque se encontrase en el parque canino.

Tras el ataque, los agentes se personaron en el lugar de los hechos y comprobaron que el animal llevaba un microchip.

Además del lógico revuelo debido a la gravedad de los hechos, el suceso levantó ampollas entre los residentes de la localidad. Tanto es así, que la Plataforma Vecinal de La Fresneda (PVF) ya comunicaron que van a «formar un frente contra la práctica de llevar sueltos los perros, sobre todo los de razas peligrosas».

Este es el segundo suceso grave relacionado con ataques de perros que tiene lugar en la zona en los últimos meses. En julio, un hombre de 87 años murió tras los mordiscos de unos canes de su vecino. La brutalidad de las heridas era de tal consideración que los médicos ni siquiera permitieron que sus hijos pudieran verlo tras recibir las mordeduras.