Un vecino de Onda de 59 años se sentó ayer en el banquillo de la Audiencia Provincial para enfrentarse a una acusación por presuntas agresiones sexuales a su cuñada, que sufre una discapacidad del 77% y está declarada incapacitada. La acusación particular pide una pena de 138 años de prisión por nueve supuestos delitos de agresión sexual y un décimo de abusos, así como una indemnización de 100.000 euros.

La Fiscalía, sin embargo, reclama la absolución del procesado y solicitó en su día el sobreseimiento de la causa --le fue denegado--.

«ENVIDIA» // El acusado negó en rotundo los hechos durante su interrogatorio, alegando que la afectada tiene «mucha imaginación» y «fantasía» y asegurando que tanto la denunciante como otros miembros de la familia de su mujer pretenden hacerle «daño por envidia». «Este caso me ha quitado cuatro años de vida», destacó el hombre, quien dijo estar en tratamiento psicológico y tomar «pastillitas». La víctima declaró tras un parabán y relató, con ciertas divagaciones propias de sus circunstancias mentales, las supuestas agresiones sufridas. La mujer, que ahora tiene 42 años, dijo haber sido víctima de abusos desde su infancia y en repetidas ocasiones. «La primera vez me hizo mucho daño y manché de sangre una colcha. Él me dijo que no contara nada y que dijera que me había venido la regla», explicó a preguntas del tribunal.

«Me decía que tenía que hacerlo porque eso era lo que hacían los hombres y las mujeres. Yo decía que no quería, pero tenía miedo a que me matara de una paliza», aseveró la perjudicada.

El presidente del tribunal llamó la atención a la fiscal por su interrogatorio a la mujer, recordándole que se trataba de una persona incapaz. «No lo olvidemos», incidió el magistrado.

Según el relato de hechos de la acusación particular, cuando la víctima y su madre (ya fallecida) denunciaron los presuntos abusos, la mujer del procesado (hermana de la discapacitada) las echó de casa, a pesar de que la madre, de avanzada edad, estaba enferma. Otra de las hermanas, tutora legal de la víctima en la actualidad, incidió en que, tras destaparse los presuntos abusos, la mujer del acusado le confesó no estar segura de si el relato podía ser cierto o no.