La Audiencia Provincial de Castellón juzgará el próximo lunes a C.P.D., que se enfrenta a seis años de prisión como supuesto autor de un delito de detención ilegal al, presuntamente, retener y atar a su novia. Los hechos se remontan al 5 de diciembre de 2016, cuando la víctima se citó por teléfono con el acusado para que fuera a buscarla a la Universitat Jaume I para comunicarle que había tomado la decisión de poner fin de forma definitiva a la relación.

Ella se subió al coche, conducido por él, mientras le comunicaba su intención de romper y él reiteraba que no, que ella tenía «que seguir», que si no era de él «no era de nadie». La trasladó por un camino rural hasta una zona de huertos distante de edificaciones, donde nadie podía auxiliarla, según el escrito de la Fiscalía. Cuando esta, asustada, trató de salir del vehículo, el varón cerró el seguro de la puerta delantera derecha. La víctima trató de telefonear y el acusado se lo impidió arrebatándole el terminal, del cual extrajo la batería.

SE AHOGABA // Según el fiscal, él la agarró del cuello con las dos manos y la empujó hacia sí, haciendo caer la espalda de ella sobre sus piernas, donde le siguió apretando el cuello cada vez más fuerte. Al sentir que se ahogaba, ella lanzó una fuerte patada contra la puerta delantera derecha, rompiendo el cristal de la ventanilla. Sorprendido, el procesado arrancó el vehículo y a gran velocidad la trasladó al domicilio. Una vez en el interior, cerró la puerta de entrada, tapó todas las ventanas y desconectó la alarma.

Llevó a la joven al cuarto de baño y le limpió las uñas de las manos alegando que así no tendrían las pruebas. Acto seguido, la condujo a su habitación, la ató de pies y manos con una cinta adhesiva y la apuntó con una escopeta. Llegó el hombre a girar el rostro de su pareja en varias ocasiones para obligarla a mirar el arma de fuego con la que le apuntaba. La mujer comenzó decirle que iba a volver con él, que la soltara, que ella no diría nada. El acusado reaccionó lanzándola al suelo atada y, de un arcón armero que tenía bajo de la cama, sacó un rifle CETME, preparó los cartuchos y lo dejó todo dispuesto. Dirigiéndose a su novia le dijo que iban a llegar sus padres, que la iba a soltar, pero que si decía algo y veía coger un móvil para llamar, los mataría a todos, refiriéndose a ella y a sus propios padres, y que también mataría a la policía si se acercaban. A continuación, la soltó de pies y manos y fueron los dos al comedor.

«NOS VA A MATAR» // Los padres llegaron sobre las 15.00 horas. La joven les alertó: «Vámonos de aquí, porque nos va a matar». Los padres fueron al dormitorio de su hijo, dejándola sola, lo que aprovechó para huir corriendo de la vivienda. No encontró las llaves para salir de la parcela y se ocultó tras unos matorrales. En ese momento, el acusado salió rápidamente en su búsqueda con un cuchillo. La víctima permaneció inmóvil hasta que salió al exterior de la vivienda con el padre del acusado, que la cogió del brazo y la llevó hasta los coches, donde estaba la madre, quien le dijo que se introdujera tumbada en su vehículo detrás para que este no la viera. La madre hizo varias llamadas al marido para decidir cómo actuar.

La progenitora manifestó a la víctima que iban a llevar a su hijo al médico, que iban a entregar las armas de este y que era mejor que no denunciara porque se iban a encargar ellos de su hijo, trasladándola a su domicilio sobre las 18.00 horas.