La segunda sesión del juicio contra El Solitario, que sienta en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial de Castellón al atracador Jaime Giménez Arbe por el robo a la Caja San Isidro de la Vall en el año 2000 y el posterior tiroteo en el que resultaron heridos tres policías locales y muerto un cuarto agente, se centró ayer en el testimonio de los investigadores de la Guardia Civil, la Policía Nacional y la Policía Judicial portuguesa que participaron en la indagación de los hechos y la detención de El Solitario en Figueira Da Foz (Portugal) en el 2007.

“¿Pará qué llevaba tanta munición si no quería matar a nadie?”, se preguntó un guardia civil, ya retirado, que en su día tomó declaración a los policías locales de la Vall que intervinieron en el tiroteo con Giménez. Asimismo, él y otros miembros de la Benemérita negaron haber visto a vecinos de la localidad recoger el dinero que el acusado robó del banco (cerca de 20.000 euros) y se le cayó del maletín durante el fuego cruzado con los agentes.

“QUERÍA HUIR” // Otro guardia civil, que participó en la instrucción de las diligencias del suceso, confirmó que algunos de los policías municipales le dijeron tras el tiroteo, que el acusado “no llegó a dispararles”, tal y como consta en su declaración en las diligencias. “Quería huir, no quería matarnos”, manifestó.

Ese mismo efectivo confirmó que los policías locales implicados en el fuego cruzado dispararon a un Land Rover de color rojo, conducido por un compañero suyo, sin saber que era él quien iba en el coche. “Pensaron que era un vehículo de apoyo, un compinche de El Solitario, y le dieron”, apuntó, añadiendo que fue un testigo quien dijo haber visto al atracador disparar a la luna delantera del vehículo para herir al conductor del todoterreno.

El mismo testigo declaró que los policías admitieron haber disparado desde delante y desde atrás al vehículo y dejaron de hacerlo “cuando se dieron cuenta que estaba conducido por un policía”.

La víctima de ese episodio, que declaró durante la primera jornada del juicio, aseguró que una bala le “rozó la cabeza” y que los ojos y la cara le sangraban al impactar contra su rostro los cristales rotos por los tiros.

El inspector jefe del operativo de la Policía Judicial portuguesa, en el que fue detenido Giménez, confirmó que una de las armas que incautaron a El Solitario en Portugal fue una ametralladora utilizada en el atraco de la Vall. Posteriormente, en el registro de la casa de Giménez, en Las Rozas (Madrid), requisaron una pistola y un revólver más. El juicio contra el sanguinario atracador finaliza hoy con la declaración de los forenses y la lectura de las conclusiones del fiscal y la defensa. H