Antonio J. C., el vecino de Castelló sorprendido con más de 15.000 archivos de pornografía infantil de extrema dureza, irá definitivamente a prisión, después de que el Tribunal Supremo haya desestimado recientemente su recurso casacional. La Audiencia Provincial de Castellón lo condenó en el 2018 y el Tribunal Superior de Justicia (TSJCV) confirmó después la pena de cinco años impuesta por distribución agravada de material pedófilo ante el hallazgo masivo de vídeos y fotografías en los que aparecían menores forzados.

El procesado alegó, más tarde, ante el Supremo que desconocía que, además de descargar las imágenes y vídeos, los compartía de forma inmediata a través del programa informático Emule.

Sin embargo, los magistrados de Madrid ratifican la condena y consideran que resulta «claro», tras las periciales de la Guardia Civil, que el procesado compartió algunos de los archivos que fueron hallados en 16 discos duros de su propiedad y que lo hizo «de forma consciente, siendo conocedor de que, con las descargas realizadas, facilitaba su difusión, pues las imágenes quedaban a disposición de terceros».

Durante diez años, A. J. C. llegó a bajarse más de 45.000 archivos de pornografía infantil, según la documentación judicial y almacenó 15.000 de ellos.

Las imágenes mostraban un trato «degradante» y «particularmente vejatorio» para las víctimas --incluyendo a bebés y niños de muy corta edad--, además de mostrar prácticas violentas y ser un material de «notoria importancia».

UNA VERSIÓN INVEROSÍMIL / Durante el juicio, el condenado lo negó todo. Manifestó que se descargaba «muchas películas, libros y documentales», y alegó que el programa bajaba «por accidente» el contenido pedófilo. Una versión que no creyeron los magistrados ante la gran cantidad de material almacenado en discos externos. El pedófilo dijo en la vista oral, para sorpresa de los presentes, que no almacenaba las imágenes, según él las «apartaba».

«No lo borraba por si en un futuro me daba por averiguar ese tema. Igual me podía interesar ver cuál era la motivación de la gente a la que le gusta esa barbaridad», declaró el varón a preguntas de la Fiscalía. El hombre admitió que no llegó a hacer ningún tipo de «estudio» nunca.

Los agentes registraron su casa, tras tener información por parte de Europol de que una persona estaba consumiendo y reenviando pornografía infantil desde un IP ubicado en Castelló.

De hecho, en el momento en el que los guardias civiles accedieron al domicilio del pedófilo estaba el programa Emule operativo y descargando contenidos.