La titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Alzira decretó ayer prisión provisional comunicada pero sin fianza para el padre que, según él mismo confesó, acuchilló el pasado domingo a su hija de 2 años en este pueblo de la Comunitat Valenciana. Le imputa un delito de asesinato y, además, le impone una orden de alejamiento de su mujer.

Esta medida cautelar apunta a lo que desde la Generalitat valenciana ya se da por hecho, que se trató de un nuevo crimen machista. El Gobierno valenciano emitió un comunicado en el que expresó su «repulsa por la muerte de una niña víctima de la violencia de género». Maia sería así la octava menor víctima colateral de esta lacra en el 2017.

La decisión del juzgado llega después de que el confeso asesino fuera trasladado el pasado lunes por la mañana al piso donde cometió el crimen el domingo por la tarde para realizar una reconstrucción del mismo.

La policía maneja la hipótesis de que aprovechó la ausencia de la madre para degollar a la niña como venganza por su intención de divorciarse. También existen dudas sobre si el detenido tuvo intención real de suicidarse puesto que, aunque hizo un amago de lanzarse desde el segundo piso en el que vivían, acabó por descolgarse al primero, y de ahí se lanzó a un coche aparcado en la acera. Fue entonces cuando pidió a los clientes de una terraza que avisaran a la policía y confesó que había matado a su hija.