Circulaba a más de 135 kilómetros por hora por la AP-7 en L’Ametlla de Mar (Tarragona) cuando fue fotografiado a finales del 2013 por un radar móvil. Cuando unos días después le llegó la multa, el hombre, de 60 años, alegó que el coche lo conducía otra persona y facilitó sus datos. Lo que parecía un intento por conseguir que la multa acabara archivada ha terminado de una forma muy sorprendente.

El verdadero infractor ha sido condenado, seis años después, a seis meses de prisión y a pagar 1.100 euros en multas. Si hubiera abonado la primera, por un ligero exceso de velocidad, la infracción le habría costado solo 50 euros.