El bebé de 10 meses brutalmente golpeado por su padre el domingo en su vivienda de Almassora falleció ayer por la mañana, tal como temían los pediatras que no albergaban ninguna esperanza de supervivencia a tenor de las gravísimas lesiones cerebrales sufridas por el pequeño. El presunto autor de la agresión, de 20 años de edad y con una considerable discapacidad cognitiva, ya ha ingresado en prisión por orden judicial, mientras que la madre del pequeño, que tiene 17 y dio a luz con 16, ha ingresado en un centro de régimen cerrado por decisión de la Fiscalía de Menores de Castelló.

La pareja, y el bebé, estaban bajo supervisión de los servicios sociales municipales de Almassora desde hace ocho meses, tras el primer ingreso hospitalario del menor. En aquella ocasión, el niño llegó a urgencias con una fractura de húmero, que los padres atribuyeron a un accidente. Afirmaron, entonces, que los tres dormían en la misma cama y que uno de los adultos le habría provocado la rotura del brazo al aplastarlo sin darse cuenta.

Pero los médicos no lo vieron claro, así que dieron parte de los hechos, lo que inició un expediente de la Concejalía de Servicios Sociales de Almassora. Los trabajadores sociales visitaron la casa y se entrevistaron con los padres y, desde entonces, realizaban un estrecho seguimiento sobre ambos.

La situación era compleja porque ambos provienen de familias desestructuradas, a lo que se suma la discapacidad psíquica del progenitor.

La última visita realizada por la trabajadora social fue, precisamente, el jueves de la semana pasada, tres días antes de la brutal agresión. Esa vigilancia también se habría estado produciendo durante los meses de confinamiento.

Buenas condiciones higiénicas

Según las fuentes a las que ha tenido acceso este diario, tanto la vivienda como el bebé mostraban un aspecto acorde con los mínimos de cuidado e higiene como para no proponer la retirada de la custodia.

Otras fuentes consultadas, sin embargo, aseguran que los médicos apreciaron hematomas previos a la agresión del domingo y ajenos a aquella fractura de brazo de hace ocho meses.

Tal como adelantó ayer este diario, los hechos sucedieron el domingo por la mañana en el domicilio de la pareja, en una casa de planta baja situada en la calle Sant Pere de Almassora.

Según confesarían más tarde, ante la Guardia Civil, el bebé no dejaba de llorar y el padre, en un arranque de ira, lo habría golpeado con fuerza contra los barrotes de la cuna, provocándole una fractura craneal con destrucción de centros neurológicos vitales. En un primer momento lo llevaron al centro de salud y mintieron diciendo que había caído de la cuna.

El médico de urgencias del ambulatorio derivó al bebé al Hospital General de Castelló dada la gravedad de las heridas, y fue allí donde los pediatras dieron aviso al Juzgado de Guardia ante la certeza de que se trataba de una agresión y no de un accidente, máxime teniendo en cuenta los antecedentes médicos de enero pasado.

La Guardia Civil detuvo a los pocos minutos a los padres y a continuación realizó una inspección ocular en la vivienda en presencia de la madre y de una familiar que ejerció de tutora, al tratarse de una menor de edad.

Los padres pasaron el lunes a disposición judicial. La madre compareció en la Fiscalía de Menores, que decretó su internamiento cautelar en un centro, y el padre, al juzgado de guardia, que lo envió a prisión.