El Tribunal Supremo ha ratificado en Madrid la condena de 30 años de prisión que el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat impuso a Samir Bounefouf Méndez, el joven de 24 años que mató a cuchilladas a su madre en junio del 2015 y luego quemó su cuerpo para simular un incendio en su vivienda situada en la calle Centelles de Vinaròs. El alto tribunal concluye así un periodo de 18 meses de recursos.

Después de que un jurado popular lo declarara culpable, la Audiencia Provincial de Castellón impuso al joven de origen magrebí 27 años de cárcel en marzo del 2017, aplicándole la atenuante de reparación del daño, ya que el procesado, al comenzar el juicio, anunció que ofrecía a sus tres hermanos la parte del piso que le correspondía. Tras recurrir la sentencia ante el TSJ, este ordenó que se dictara un segundo fallo condenatorio, pero sin aplicar ninguna atenuante, elevándose la pena de cárcel del joven hasta los 30 años por los delitos de asesinato e incendio con el agravante de parentesco, como informó en su día Mediterráneo.

El Supremo confirma ahora dicha pena de privación de libertad, así como la indemnización total de 260.000 euros que el condenado deberá abonar a sus hermanos por el asesinato. Tal como quedó probado durante el juicio, Samir Bounefouf atacó a su madre el 23 de junio del 2015 después de mantener ambos una discusión. Le asestó, como confirmó la autopsia realizada por los forenses, hasta 34 puñaladas, siendo la primera de ellas en el cuello, que le seccionó la yugular.

La mujer murió por un shock hemorrágico tras agonizar durante diez minutos. El condenado limpió la sangre con amoníaco, se deshizo de su ropa y escondió el cuerpo sin vida de su madre en una habitación del piso que utilizaban a modo de trastero y que estaba llena de ropa.

FALSA DESAPARICIÓN / Cuando la pareja de su madre llegó a la vivienda él le dijo que su madre no estaba, por lo que esta persona estuvo buscándola durante todo el día sin éxito, regresando a la vivienda a dormir, sin percatarse de que el cadáver estaba escondido en esa habitación a la que nadie entraba. Otro hermano también vivía en la casa y tampoco se percató del crimen. Samir, dos días después, puso una denuncia por la desaparición de su madre.

Cinco días más tarde, los vecinos se quejaron del fuerte olor que salía del inmueble, desconociendo su procedencia. Fue entonces cuando el joven aprovechó, con el objetivo de no ser descubierto, para prender fuego a la habitación con el cadáver dentro. La Guardia Civil confirmó la implicación del hijo en este macabro crimen y lo detuvo.