El Tribunal Supremo ha rebajado en seis meses la pena de prisión que impuso la Audiencia Provincial de Castellón al agente de seguros Juan Manuel Monzó, quien estafó 470.000 euros a una docena de vecinos de Vila-real.

Las víctimas contrataron pólizas de inversión, seguros del hogar y del coche en una correduría de la que el procesado era trabajador. Sin embargo, el agente ingresó esas cantidades en su cuenta bancaria, llegando a apropiarse de una gran suma, que rozaba el medio millón de euros.

El juicio por estos hechos se celebró el 3 de mayo del 2016 en la Ciudad de la Justicia de Castellón. Durante el mismo, Juan Manuel Monzó declaró ante el tribunal que se había apoderado del dinero porque en aquella época sufría una fuerte adicción al alcohol y ludopatía. Sus palabras exactas fueron: «Empecé a jugar y a beber, apostaba mucho y llegué a ganar la lotería dos veces».

El ya condenado reconoció que vivía a un nivel muy alto, gastaba mucho y alegó que había perdido «el control» de su tren de vida.

Por su parte, las víctimas creían que el agente de seguros había invertido ese dinero correctamente. Una convicción que el procesado forzaba al simular, incluso, los trámites de contratación para convencer a los doce afectados.

LA VÍCTIMA PEOR PARADA

Llama, especialmente, la atención, el caso de una mujer que llegó a entregar hasta 112.225 euros de sus ahorros y que esperaba obtener beneficios de su inversión.

Tal y como publicó este diario entonces, la víctima manifestó durante el juicio que el dinero «no aparecía por ningún sitio» y ellos le pidieron «explicaciones, pero este hombre insistía en que todo estaba bien», recordaron.

Mediterráneo ya denunció, tras celebrarse el juicio y hacerse pública la sentencia condenatoria, que Juan Manuel Monzó aparecía hace un año todavía anunciado en internet, concretamente en el conocido portal para la búsqueda y oferta de empleo Infojobs.

El Tribunal Supremo ha revisado recientemente su caso, tras interponer el procesado un recurso de casación, y ha decidido rebajarle la condena a tres años y medio al considerar sus declaraciones durante el juicio oral, en las que admitía los hechos y los achacaba a su alcoholismo y ludopatía, una confesión.

El alto tribunal ha mantenido las indemnizaciones que el sentenciado debe abonar a la docena de víctimas, una suma que roza los 600.000 euros.