Ricardo, un vila-realense de 52 años, pasó uno de los peores momentos de su vida el lunes por la mañana, cuando al ir a regar a su parcela de l’Horta de Vila-real, junto a su perrita, sorprendió a una banda de búlgaros robando caracoles en su huerto. De inmediato, les dijo que esa era una propiedad privada y que se tenían que marchar. Los intrusos, sin embargo, lejos de asustarse e irse, comenzaron a gritarle e increparle de forma agresiva.

“Eran cuatro hombres y dos mujeres, de etnia gitana, y llevaban bolsas ya cargadas. De repente, los hombres cogieron unos palos y se encararon a mi marido, que estaba solo”, relató ayer Merche, la esposa del afectado, todavía con el susto en el cuerpo, en declaraciones a este diario.

Al ver que los ladrones iban hacia él armados, Ricardo echó a andar para aproximarse a una parcela contigua, en la que veía a lo lejos a unos vecinos. Les pidió auxilio y logró llegar hasta donde estaban sin ser agredido.

Sus conocidos llamaron a la Policía Nacional y, una vez los intrusos se marcharon, lo acompañaron hasta su vehículo. La víctima denunció los hechos en la comisaría y también ante la patrulla rural de la Policía Local.

“Queremos vigilancia y seguridad y no tener miedo cada vez que vamos a nuestro huerto”, reivindica el matrimonio afectado. H