Torás ha sido la última víctima de la banda que desde hace unos días asalta ayuntamientos de la provincia provocando graves destrozos. Se trata del cuatro golpe tras los casos de Suera, Ludiente y Argelita, adelantados por Mediterráneo. La pequeña localidad del Alto Palancia amaneció ayer con la entrada al consistorio abierta, puertas reventadas y expedientes y cajones por los suelos.

No fue el único lugar asaltado por los ladrones. La iglesia de Santa Quiteria tenía las puertas entreabiertas y fue un vecino quien se dio cuenta del citado robo a primera hora de la mañana.

Los delincuentes rompieron los cepillos del templo, apoderándose del dinero en efectivo de su interior. Posteriormente, se dirigieron al sagrario, lo abrieron y se llevaron un cáliz dorado (supuestamente con un baño de oro). Finalmente, entraron en la sacristía, donde no se apoderaron de nada. Aunque había dos cálices de plata, no los cogieron.

En la casa consistorial entraron «como unos bárbaros», en palabras del alcalde de Torás, Carlos del Río. Hicieron «bastante daño», tal y como explica el primer edil, que se trasladó de inmediato a las dependencias municipales en cuanto se enteró del suceso.

VAN A POR DINERO / «Van a por dinero porque han revuelto todos los cajones y documentos en búsqueda de algún sobre con efectivo», indica el alcalde. Los cacos se apoderaron, asimismo, de algunas de las llaves que se guardan en el consistorio. «Son de naves, almacenes y hemos notado que se han llevado varias. No sabemos si ha sido con la intención de regresar o solo por causar más daño», concreta Del Río. Sin embargo, no tocaron los ordenadores, aparatos de aire acondicionado u otros enseres que había en el interior del ayuntamiento.

Un importante despliegue de la Guardia Civil se personó en Torás por la mañana y analizó sendas escenas del robo. Los agentes andan tras la pista de lo que parece una banda organizada que campa a sus anchas por la provincia desde hace unos días y actúa por las noches sin que nadie haya logrado detenerlos hasta ahora.

La alarma se ha extendido por las localidades del interior con esta oleada de asaltos. Los municipios temen que la escalada de robos continúe si no se consigue arrestar a los responsables.