El cazador furtivo de origen belga que hace 12 días tuvo que ser rescatado por los bomberos tras caerse por un barranco en Sorita al intentar deshacerse de una cabra hispánica que acababa de cazar, lanzándola al vacío desde lo alto de un peñasco, está siendo investigado (antes imputado) por el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil como presunto autor de un delito contra la flora, la fauna y los animales domésticos, como ya publicó Mediterráneo en exclusiva, tras hacerse eco del rocambolesco caso en La Balma.

La Benemérita halló en su mochila objetos de alta especialización para el deporte cinegético de la caza, tales como prismáticos profesionales, una linterna de largo alcance con filtro de luz verde y acople magnético para arma larga, una emisora de comunicaciones, precintos de servicios cinegéticos y hasta un sensor térmico para localizar las piezas por el calor que desprenden en su cuerpo, entre otros efectos.

La Guardia Civil ha terminado así la investigación y ha remitido ya todas las diligencias al juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 4 de Vinaròs, que ya se ha hecho cargo del caso.

EL SUCESO // Cabe recordar que el percance se produjo sobre las 9.30 horas del 16 de febrero. En la Balma de Sorita hay un coto de caza de cabras hispánicas y ahora es plena temporada. Al parecer, un turista cántabro que se hospeda en el santuario de la Balma, y que se dedica a realizar fotografías de aves y paisajes, salió a dar un paseo. En un momento dado, cuando caminaba por un sendero, divisó con sus prismáticos a este cazador furtivo, que se quedó estático, mirándole.

«SE ASUSTÓ» // El hombre, narraron fuentes conocedoras del caso, «parece que se imaginó que este fotógrafo, que llevaba los anteojos, era un agente forestal y se asustó». Acto seguido, «el extranjero cogió la cabra y la lanzó desde lo alto de una roca barranco abajo, con tan mala suerte que el peso del animal, recién abatido a tiros y de gran tamaño, le venció y se cayó él también desde una altura de unos cinco o seis metros, en una ladera muy abrupta».

El cazador furtivo acabó con dos tobillos rotos y fue trasladado en helicóptero al General. El Seprona recogió del lugar, además, la cabra hispánica para ser examinada por los expertos.