La N-2, un punto negro, volvió a ser escenario de un trágico accidente de tráfico que se ha cobrado la vida de siete personas a primera hora de ayer sábado en el municipio de Pont de Molins (Girona). A pesar de que se trata de una carretera internacional muy transitada y conflictiva, pendiente de desdoblar desde hace 20 años, en este caso todo apunta a que la fatalidad ha estado acompañada de una gran imprudencia por parte de uno de los dos vehículos implicados en la colisión.

Uno de ellos era de matrícula francesa en el que viajaban a gran velocidad cinco jóvenes de entre 19 y 22 años. Todos iban sin el cinturón de seguridad abrochado y los cinco fallecieron. En el otro turismo, con placas españolas, iban tres hombres que se desplazaban al restaurante de El Pertús (en La Jonquera) en el que trabajan. Dos de ellos murieron, mientras que el conductor está en estado muy grave.

El siniestro se produjo sobre las 6.20 horas en las proximidades de Figueres (Girona). El conseller catalán de Interior, Jordi Jané, explicó que el coche con matrícula francesa iba a una velocidad “excesiva” en dirección a Figueres y, al tomar una curva a la derecha, se salió del carril. Para corregir la trayectoria, el conductor dio un golpe de volante a la izquierda y perdió el control del vehículo, que derrapó y chocó lateralmente con el frontal del turismo en el que los tres trabajadores se dirigían a El Pertús.

Además de la velocidad excesiva, el conseller confirmó que en el vehículo en el que viajaban los jóvenes se han encontrado varios fajos de billetes. Solo en el mayor de ellos han contabilizado 5.200 euros, aunque por el momento no ha trascendido la cantidad total de dinero en metálico que llevaban los fallecidos. H