Whatsapp, videollamadas, Facebook, Twitter, Instagram... se han convertido en herramientas básicas en el día a día de cualquier ciudadano. Tanto es así, que ¿quién no lleva hoy en día un smartphone en el bolsillo? Los teléfonos inteligentes son ya objetos indispensables en la vida de sus dueños, pero constituyen también un importante atractivo para ladrones y estafadores, así como un auténtico filón para sus negocios fraudulentos en el mercado negro.

La Vall d’Uixó, Burriana y Castellón han sido recientemente escenario de los últimos casos en la provincia, pero son solo la punta del iceberg, según confirman fuentes policiales especializadas en estos delitos.

La facilidad con la que los iPhone, el rey del mercado por excelencia, y terminales de otras firmas se revenden y su elevado valor han disparado los delitos relacionados con la telefonía móvil en la provincia. Hace menos de quince días que la Guardia Civil detenía a dos personas, una en la Vall y otra en Burriana, como presuntos integrantes de una red criminal a escala nacional que se dedicaba a realizar millonarias estafas con valiosos smartphones.

Decenas de vecinos del barrio de Sant Vicent de la Vall asistieron a un importante registro domiciliario en la calle Benigasló y vieron cómo los guardias civiles, fuertemente armados, se llevaban de la casa una gran cantidad de terminales móviles, así como también ordenadores.

No se trata, ni mucho menos de un caso aislado. Este mismo mes la Benemérita detuvo en la Vall a un individuo e identificó a otros seis como miembros de un grupo que contrataba teléfonos móviles, a través de internet, usando datos de terceras personas sin su permiso para, después, llevarlos hasta Rumanía y venderlos, a su vez, por toda Europa, Asia y el Norte de África, tal y como informó el instituto armado.

La acción judicial

Las condenas por estafas con teléfonos móviles también son, cada vez, más frecuentes. La Audiencia Provincial de Castellón condenó en septiembre a un año y medio de prisión a un repartidor por estafar a una compañía telefónica y quedarse con 112 iPhone y otros 15 smartphones. El sentenciado se ponía en contacto con la empresa, solicitando dar de alta una línea y recibir un móvil, proporcionando un DNI falso. Posteriormente, daba como punto de envío direcciones de su ruta de reparto por Castellón, simulando llevar a terceras personas los terminales que se quedaba él.

Otra de las estafas más comunes radica en interponer una falsa denuncia, alegando haber sufrido el robo con fuerza del teléfono, para cobrar la indemnización. Este hecho constituye una simulación de delito y está castigado con multa de seis a 12 meses. En la mayoría de las ocasiones, los denunciantes han perdido o revendido el terminal. El último caso, en Benicàssim, se conoció ayer mismo.

En Castellón la policía ha llegado a detener, incluso, a agentes de seguros que recomendaban a sus clientes denunciar.