Un agente de la Policía Judicial que inspeccionó el piso del descuartizador de Majadahonda (Madrid) aseguró ayer que en las escaleras de acceso al sótano se percibía un «característico olor a sangre fresca» junto con paredes recién pintadas con la posible intención de ocultar manchas. En la Audiencia de Madrid continuó ayer el juicio con jurado contra Bruno H.V, para quien la Fiscalía solicita 30 años de internamiento en un centro psiquiátrico como presunto autor de las muertes de su tía en el 2010 y de su inquilina en el 2015.

Los cadáveres aún no han sido encontrados y se cree que fueron triturados en una picadora industrial que se halló en el sótano del acusado.

Los agentes que comparecieron como testigos coincidieron en que el sótano de la casa desprendía un «característico olor a sangre», además de un principio de «olor a putrefacción». Asimismo, dentro de la casa se hallaron numerosos productos de limpieza.