La somnolencia o una súbita dolencia, como un infarto, pudieron propiciar en la tarde del jueves el accidente mortal que se acabó con la vida de un conductor de nacionalidad francesa, que falleció en el acto.

Los primeros vestigios, según informaron a Mediterráneo fuentes de la Guardia Civil de Tráfico, apuntan a que el conductor se durmió o se vio sorprendido por un paro cardiaco a la altura del kilómetro 442 de la autopista, en Vila-real.

Tras el accidente, la Guardia Civil de Tráfico tomó declaración a varios testigos oculares que circulaban detrás del coche siniestrado y que aportaron detalles esclarecedores. Los otros dos ocupantes del vehículo siniestrado, también franceses, han sido interrogados y ayer recibieron el alta médica. H