Una familia se peleó con los vigilantes de seguridad y terminó desencadenando un episodio de psicosis el sábado en el Alcampo de Sant Boi de Llobregat (Barcelona). Durante el forcejeo, iniciado para impedir la retención de dos jóvenes que habían sido pillados in fraganti robando artículos del centro comercial, uno de los implicados en la reyerta se fue a buscar el coche y, para lograr que escaparan todos, lo estrelló contra las puertas de cristal, dos veces.

Consiguió su objetivo. Pero los dos estruendos, casi seguidos, fueron confundidos por “detonaciones” o “disparos” por algunos clientes. Corrió la voz y, con el recuerdo cercano del atentado múltiple de París, cundió el pánico.

La avalancha de personas se dirigió hacia la salida gritando “¡todo el mundo al suelo!”, “¡hay disparos”. Algunos “comenzaron a tumbarse” y otros se agolparon contra las puertas automáticas. El propietario de un café cercano, que vivió desde detrás de su barra la locura, era este domingo el único que asegura que no se contagió de la histeria colectiva. Pero incluso él se preocupó cuando vio el colapso que estaban provocando los clientes --presa del miedo-- contra las puertas de la salida. “Había empujones, caídas, pisotones y gritos”, recuerda. Algunos negocios bajaron la persiana y la escena más surrealista se dio en el exterior, en la parte trasera del centro. Allí, decenas de personas saltaron un muro considerable para poder huir.

Los equipos médicos atendieron a 16 personas. De ellas, cuatro mujeres y un niño de 1 año fueron hospitalizados. H