Trágica mañana de caza en Llanes (Asturias). Un cazador de 46 años murió ayer sábado de un infarto, a la espera de que la autopsia lo confirme, mientras esperaba para abatir jabalíes. “Nunca nos pasó nada parecido. Encontrarse eso en el monte es muy duro”, expresó, afectado, Roberto Cuanda, al frente de la cuadrilla a la que pertenecía el fallecido. Se trata de Roberto Noriega Pérez, “Robertín”, casado, con una hija de 15 años y vecino de Lledías. Murió practicando su gran pasión, según contó su compañero Cuanda. Fue guarda de la Sociedad de Cazadores del Oriente de Asturias (Socoa) y en la actualidad trabajaba en una mueblería de Posada de Llanes.

Noriega salió a la caza de jabalíes con una cuadrilla de unas treinta personas. “Estaba en su puesto, cayó allí mismo. Luego un compañero lo encontró”, relatan los presentes. “A las nueve y cinco de la mañana hablamos por teléfono y a las nueve y media lo encontraron aparentemente muerto. Así que el infarto debió de ser fulminante”, lamentó Cuanda. La zona del suceso fue el monte de Rusecu, más concretamente La Raíz. “Ocurrió en una zona de difícil acceso”, apostilló Cuanda. Ello obligó a intervenir al helicóptero del 112, que rescató el cadáver. Una patrulla del puesto de la Guardia Civil de Llanes acudió también al lugar tras la llamada de emergencia que dio un compañero de la cuadrilla. El dispositivo también contó con la ayuda de efectivos del GREIM de Cangas de Onís para proceder al levantamiento del cadáver, previa autorización del juez de Llanes. Posteriormente, trasladaron al fallecido al velatorio de Posada de Llanes.

El funeral se celebrará el lunes a las doce del mediodía en la iglesia parroquial de Santa María de Posada. Acto seguido se llevará su cuerpo al tanatorio de Cabueñes, en Gijón, para su incineración.