Un hombre, vecino de Onda y de origen rumano, Florin C., se sentó ayer en el banquillo de los acusados de la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Castellón para enfrentarse a 28 años de cárcel por presuntas agresiones y abusos sexuales a tres niñas de entre siete y 13 años.

El procesado negó los hechos de los que le acusan la Fiscalía y la acusación particular, pero admitió que una de las víctimas era amiga de su hija y que las otras dos eran sus vecinas. A preguntas del Ministerio Público, dijo que nunca había pedido a las menores que le enviaran fotos pornográficas suyas y afirmó que las afectadas lo habían denunciado «por ser amigas» todas ellas.

Un relato muy diferente al que hizo la principal víctima, quien señaló al padre de su amiga como el presunto autor de una violación en un portal, de posteriores agresiones sexuales en una casa abandonada y en el propio domicilio del hombre. La denunciante, que declaró protegida por un parabán, recordó unos hechos que sucedieron cuando ella tenía 12 años y por los que se sentía amenazada y coaccionada.

«Me dijo que no tenía que contar nada a nadie y me mandaba mensajes para preguntarme con quién estaba», dijo la testigo. Asimismo, la niña indicó a los magistrados que el acusado le enviaba fotos pornográficas de internet y le pedía que imitara esas posturas y le pasara imágenes.

La madre de la afectada lloró durante su declaración y relató a las partes que descubrió que algo pasaba al ver conversaciones sexuales en el móvil de su hija. «La niña estaba muy cambiada y muy rara. Un día se puso a llorar y me habló del padre de su amiga. No fue hasta que fuimos al cuartel cuando lo supe todo», dijo.

La Fiscalía Provincial sostiene en su escrito de acusación provisional que las agresiones se prolongaron durante más o menos un año, hasta la detención de Florin C. en 2017. El hombre se encuentra desde entonces en prisión provisional, sin fianza.

En la vista oral declararon, además, otras dos presuntas víctimas, a las que el acusado realizó, supuestamente, tocamientos hace casi una década. Una de ellas recordó en la sala que Florin C. la manoseó durante una Nochevieja mientras ella dormía. «Me quedé dormida en un sofá y, cuando me desperté, noté que me estaba tocando. Yo era pequeña y no sabía cómo reaccionar, así que cambié de postura y disimulé», contó la joven, cuya hermana también dijo ser víctima de tocamientos.

En la vista comparecieron guardias civiles que intervinieron en la investigación del teléfono de Florin C.. La mujer del procesado también fue llamada y defendió a su marido, negando que estuviera a solas con las niñas. El caso quedó visto para sentencia.