El Tribunal Supremo (TS) no ha admitido el recurso interpuesto por Jesús Rafael G., de 63 años y natural de Onda, tras ser condenado a cinco años de prisión por la Audiencia Provincial de Castellón por un delito de abusos sexuales cometido contra su nieta, que entonces tenía 8 años.

El máximo órgano judicial español ha ratificado, así, el fallo de la Sección Segunda, que le imponía, asimismo, una indemnización de 8.000 euros por daños morales y una orden de alejamiento de ocho años a partir del cumplimiento de la pena de cárcel. Así, no podrá acercarse a menos de 200 metros de la pequeña ni de cualquiera de los lugares que esta frecuente.

El tribunal ha considerado que la versión de la menor, que declaró a puerta cerrada, fue “creíble” y “precisa”, según reza el auto, que aprecia una descripción detallada del último episodio de abusos vividos por la niña. Una apreciación sostenida también con la psicóloga infantil que evaluó a la pequeña tras la denuncia.

El recurso de Jesús Rafael G. alegaba que no existía suficiente prueba de cargo para condenarlo y aseguraba que se había violado la presunción de inocencia. Sin embargo, el TS ha desestimado las alegaciones y ha ordenado que el condenado por abusar sexualmente de su nieta ingrese en prisión el próximo 12 de febrero o antes de esa fecha límite.

LOS HECHOS // El tribunal castellonense declaró probado que el abuelo metió la mano por dentro del pantalón y de la ropa interior de la menor, tocándole la zona genital, en el domicilio familiar, sito en Almassora. La pequeña le dijo que no la tocara, retirándose la niña cuando vio y comprendió que este prolongaba los tocamientos y no cejaba en su empeño de manosearla.

Los hechos ocurrieron entre 2012 y 2013, cuando ambos se encontraban a solas en la vivienda o en una de las dependencias de la casa. Los abusos habían tenido lugar, al menos, en tres ocasiones. Jesús Rafael G. decía a la niña, tras cometer los tocamientos, que no dijera nada de lo ocurrido e, incluso, llegó a advertirle: “Como digas algo, no sé ni lo que te hago”.

La pequeña, que en la actualidad tiene 10 años, fue durante su declaración en sala “todo lo clara y precisa que cabe esperar de una niña de su edad”, pues narró con gestos inequívocos actos que menoscaban su intimidad sexual. H