El Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat (TSJCV) ha ratificado la condena de seis años de prisión impuesta por la Audiencia Provincial de Castellón a un pederasta de Alcalà de Xivert por realizar tocamientos a dos menores, de 11 y 16 años. El alto tribunal ha desestimado el recurso del sentenciado, de 67 años, quien era amigo íntimo de la familia y a quien las adolescentes llamaban «abuelo» cariñosamente.

Los magistrados de Castellón le impusieron, además, seis años de libertad vigilada --contados a partir de su salida de la cárcel-- y una orden de alejamiento por la que no podrá acercarse a las víctimas a menos de 300 metros durante una década.

En el apartado de responsabilidad civil, el tribunal castellonense dictaminó que la menor de las hermanas recibiera una indemnización de 18.000 euros por los daños y secuelas y otros 3.000 para la menor de más edad.

ENTRE 2012 Y 2016 / Los hechos por los que fue juzgado el pasado noviembre y condenado se remontan al periodo comprendido ente los años 2012 y 2016. Según declara probado la primera sentencia, a la que ha tenido acceso este periódico, el adulto realizó tocamientos en las partes íntimas de la pequeña de las hermanas «casi a diario» tanto en su propio domicilio, como en el de las niñas, a quienes tenía acceso por su cercanía a la familia.

Esa niña sufre a consecuencia de los hechos descritos «miedo insuperable», «fobia social», «ansiedad» y precisa de tratamiento psiquiátrico a base de antidepresivos, además de sesiones mensuales de psicoterapia.

Con respecto a la hermana mayor, que tenía por aquel entonces 16 años, el pederasta trataba de besarla en los labios --impidiéndolo ella-- y le acariciaba las piernas, movido por su ánimo lascivo, según consta en la sentencia.

Durante el juicio, la adolescente confesó que los tocamientos «se producían de forma tan habitual que parecían normalizados» y que incluso «se hizo la dormida» para ver hasta dónde era capaz de llegar el acusado.

Por su parte, el ya doblemente condenado negó la mayor durante la vista oral. «Nunca las he tocado ni besado. No sé cómo hemos llegado hasta aquí, con lo bien que nos llevábamos las dos familias», aseveró el vecino de Alcalà. Su mujer, aunque no quiso declarar, salió de la sala gritando «todo son mentiras».

La Fiscalía solicitó, inicialmente, ocho años de prisión por dos delitos de abusos sexuales continuados. La defensa, la libre absolución «por contradicciones». Finalmente, la pena fue de seis.