Un vecino de Castellón, que responde a las iniciales A.A.E., se sentó ayer en el banquillo de los acusados de la Sección Primera de la Audiencia Provincial para responder por un presunto delito de intento de homicidio por el que lo acusa la Fiscalía, que pide para él 16 años de prisión.

Los hechos por los que ha sido juzgado tuvieron lugar en un bar de la avenida Virgen del Lidón de Castellón en mayo del 2017.

Según explicaron varios testigos, el procesado no había pagado sus últimas consumiciones, por lo que lo echaron del local. «Una hora después, estaba yo sentado en la terraza y volvió. Me dijo: tú eres el que me ha echado y te vas a enterar. Entonces vi que llevaba un pincho escondido en la chaqueta y vino hacia mí», explicó la víctima, otro parroquiano. Según el afectado, el acusado se lanzó sobre él, intentando clavarle el hierro --de un metro de longitud-- hasta que otras personas intervinieron en el ataque.

LOS TESTIGOS

«Iba a clavarle el pincho. Yo salté encima y se lo quité, inmovilizándolo hasta que llegó la policía, que lo detuvo», contó un trabajador del bar. La misma versión proporcionó en la vista oral el propietario del establecimiento, quien aseguró que el pincho llegó a «traspasar la silla» con la que la víctima se protegía de las acometidas.

El acusado, por su parte, dijo que cuando sucedieron los hechos «llevaba bebiendo todo el día», asegurando que «por lo menos, había tomado 40 cervezas».

A.A.E. reconoció que cogió «una barra de un contenedor» y que fue a pegarle a la víctima, aunque fue, según él, en defensa propia. «Él venía hacia mí con una silla y yo le pegué con un palo, pero no le di a él», relató a preguntas del Ministerio Fiscal.

En el juicio declararon también los dos policías nacionales que intervinieron en su arresto. «Yo lo engrilleté y no noté que estuviera bajo los efectos de ninguna sustancia», declaró uno de los efectivos policiales. Su compañero de actuación dijo a la fiscal que el acusado «no pagó las últimas consumiciones y, al echarlo, amenazó con volver y liarla».

Se da la circunstancia de que el procesado estaba privado del derecho de tenencia y porte de armas por una sentencia firme de un juzgado de Vinaròs por dos delitos de amenazas en el ámbito familiar. A.A.E. dijo ayer a los jueces que pensaba que esa prohibición se refería solo «a armas de fuego y no a cuchillos de cocina, palos y esas tonterías».

Según el forense que reconoció al acusado, este presenta un grave trastorno antisocial de la personalidad, con falta de control de impulsos, asociado al abuso de alcohol, lo que pudo afectar «levemente» a sus facultades.