Una mujer, vecina de Vinaròs y de origen rumano, se negó ayer a declarar en el juicio que se celebraba en la Audiencia Provincial de Castellón contra su exmarido, acusado de agredirla sexualmente y maltratarla. La Fiscalía pide para el hombre, que está en prisión preventiva, 17 años de cárcel, pero ayer no pudo contar con el testimonio de la afectada porque esta se acogió a su derecho constitucional a no hablar.

Lo mismo hizo el hijo de la pareja, de 18 años, que fue, precisamente, quien dio el aviso telefónico al 112 el día de los hechos, hace ahora poco más de un año.

El acusado respondió únicamente a preguntas de su abogado y negó que el día de autos hubiese violación. «Los dos íbamos borrachos porque habíamos estado de fiesta. Nos pegamos mutuamente, pero yo no quería hacerle daño. Lo siento muchísimo y pido perdón», dijo el procesado, con serias dificultades y con la ayuda de un intérprete de rumano, a preguntas de su letrado.

El Ministerio Fiscal solicitó al tribunal, ante el silencio de la mujer, que se diese lectura a la declaración que prestó anteriormente en sede judicial, en la que sí inculpaba a su marido. Sin embargo, el abogado hizo referencia a una doctrina del Supremo que lo prohíbe desde enero del 2018, cuando la víctima se acoge a su derecho a no declarar durante el juicio oral, por lo que el tribunal declinó reproducir las palabras anteriores de la víctima.

TESTIGO // En la vista oral declaró como testigo un policía local de Vinaròs que intervino el día del altercado. «La mujer nos dijo que el hombre le había pegado y la casa estaba revuelta. Nos abrió con la ropa interior en la mano y dijo que su marido se la había arrancado», relató el agente. El policía recordó que la víctima los llevó al dormitorio y les enseñó una bolsa con objetos sexuales. «Señaló esos enseres y dijo que tenía que sufrirlos y no precisamente de forma agradable», apuntó.

En la misma línea se pronunció un guardia civil que también estuvo en el domicilio. «Cuando acudimos a la vivienda, ella estaba nerviosa y lloraba. Nos mostró la ropa interior rota, unos juguetes sexuales y dijo que él la obligaba a utilizarlos. De ahí vino la discusión entre ambos», explicó.

Asimismo, recordó que la mujer les indicó que tenía miedo a su marido, que la insultaba, la menospreciaba y la forzaba en la cama. Según señaló el guardia civil, él había amenazado con tirarla desde un quinto piso.

La médico forense que examinó a la mujer manifestó que esta tenía perforación timpánica, pero ninguna lesión de tipo sexual, más allá de un «pequeño hematoma en el muslo». El caso quedó ayer visto para sentencia.