El teatro de Mariano, encarcelado por la muerte de Susana --la vecina de Viladecans que falleció desatendida víctima de una crisis diabética el 18 de junio del 2019--, lo mantuvo tres meses en libertad. El tiempo que tardaron los Mossos d’Esquadra en reunir las pruebas que revelaban que Mariano fingió que ayudaba a Susana a vivir cuando en realidad la ayudaba a morir. Que se trataba de un crimen --Susana es la víctima número tres de las ocho de la violencia machista durante el 2019 en Cataluña-- se confirmó gracias a un giro de guion que la mujer había dejado antes de morir.

Susana llevaba semanas grabando las conversaciones telefónicas que mantenía con Mariano. Los investigadores lo supieron al quedarse con su teléfono, después de descubrir su cuerpo desnudo y tendido en el pasillo de su casa. Al escucharlas comprendieron que Mariano era un maltratador, que la amenazaba y que la golpeaba, y que, tal como habían comenzado a intuir, también estaba detrás de su muerte, a pesar de la burda interpretación dramática que había generado para ocultarlo. «Ella las grabó porque le tenía miedo y a mí me sigue doliendo no haberlo sabido, no haberla protegido», explica su mellizo, Daniel.

EN COMISARÍA / El 18 de junio, Mariano entró alterado a la comisaría de Viladecans. Explicó que su novia había muerto a causa de una crisis diabética. Los agentes se desplazaron al domicilio y hallaron a la mujer sin vida. Mariano, aparentemente afectado, informó a los policías de que durante la noche había grabado vídeos que mostraban el episodio hipoglucémico sufrido por Susana. Se ofreció a entregarles el teléfono. Los agentes se llevaron tanto el suyo como el de la fallecida.

Al analizar ambos aparatos, dos cosas captaron la atención de los investigadores. La primera era que Mariano había formateado su dispositivo móvil horas antes del fallecimiento de la mujer. La segunda era que los 15 vídeos que había grabado apestaban a montaje. Había explicado que los había filmado para Daniel, su hermano. Sin embargo, el encuadre de los planos era demasiado forzado: parecían querer documentar que había tratado de ayudarla.

La pista que desmontó el montaje la dio otra imagen en el carrete digital de su teléfono. En esta aparecía junto a un coche que no era el suyo. Los Mossos averiguaron que era de alquiler y pertenecía a un taller. Mariano había ido a devolverlo antes de acudir a la comisaría a avisar del fallecimiento de Susana. ¿Se mostró en el taller tan conmocionado como en la comisaría? No. Entregó el coche prestado y recogió el suyo sin que el dueño del taller notara nada extraño.