Ana María Soler, la castellonense de 60 años que denunció ayer su caso en una entrevista concedida a Mediterráneo en la que relató la presunta estafa de un vecino, no es la única afectada por este profesional de los expolios.

Si la vecina de la Plana confesó haber perdido su casa, su coche y un local comercial con los engaños de un vecino que le dijo tener una hija enferma y problemas económicos; un matrimonio de Reus ha denunciado también que ese mismo hombre llegó presuntamente a estafarles 500.000 euros, prometiéndoles falsos negocios que nunca llegaron a materializarse. Encarnación Ropero y su marido han llevado ante la Justicia estos hechos y el Juzgado de Instrucción 1 de Reus ha incoado diligencias previas.

«Nosotros alquilábamos un chalet y él se nos presentó como un abogado de derecho internacional. Nos dijo que tenía a algunos inversores que estaban interesados en la propiedad y nos propuso un negocio», relata la afectada de Reus en declaraciones a este diario. «Nos engañó para hacer una sociedad y nos lo quitó todo poco a poco», asegura la afectada, quien fija en unos 500.000 euros lo que ella y su marido perdieron.

«Decía que iban a ir al chalet unos arquitectos, notarios... nos pedía dinero para esas cosas y nosotros se lo adelantábamos. Pedimos préstamos, compramos coches de alta gama... todo ocurrió entre 2017 y 2018, después de que hubiera ya dejado sin nada a Ana María Soler en Castelló», cuenta Ropero.

«Un día le pedí las llaves de un coche que habíamos comprado y me dijo que no. Entonces, empecé a sospechar y fue un notario quien me puso sobre aviso y me dijo que nos habían engañado», sostiene la segunda víctima.

VARIAS IDENTIDADES

El matrimonio asegura que a ellos se les presentó con el nombre de Gorka, mientras que para la vecina de Castellón era Aeneas. Ninguno de esos nombres son reales, según los investigadores, que lo buscan ya con el que creen que es su verdadero nombre.

La afectada de Castelló, Ana María Soler, tiene 60 años, es funcionaria y cuenta con estudios de Enfermería y Fisioterapia Pediátrica. En su poder tenía un ático, una villa, un bajo comercial y vivía de forma desahogada. Asegura que, tras caer en las garras del presunto estafador, lo perdió todo. «Confié ciegamente en él. Se aprovecho de mi depresión y lo perdí todo. Ahora lo veo claro», explica la castellonense, quien mantiene contacto con el matrimonio de Reus.

Los damnificados se pusieron en comunicación y comprobaron a través de fotografías que la persona que supuestamente las había engañado era la misma, aunque con historias muy distintas. Ninguno de ellos ha vuelto a tener noticias de la persona que los embaucó, según sus relatos. Ahora, con la ley en la mano, tratan de demostrar judicialmente que, aunque accedieron, todo fue producto de una estafa.