Retraídos, con baja autoestima, con la percepción del mundo como peligroso, inseguridades, miedos, pesadillas, rechazo sexual… Las consecuencias de una infancia de abusos pueden marcar la personalidad y el desarrollo de un menor. Esas experiencias sexuales con adultos se producen, a veces, a espaldas de los padres de los pequeños. Muchas otras, en cambio, vienen acompañadas de un entorno familiar desestructurado y auspiciadas por los progenitores. Ese es el caso de Tamara F., cuya historia ha conmovido en la última semana a la sociedad castellonense.

La joven, de 20 años, fue apaleada, apedreada y apuñalada en el tórax y el abdomen el pasado domingo de madrugada y ha permanecido en el Hospital General Universitari de Castellón, debatiéndose entre la vida y la muerte durante días.

La Policía Nacional, que se hizo cargo de la investigación, ha detenido a un colombiano y un alemán, como presuntos autores de la tentativa de homicidio y el juez ha ordenado su ingreso en prisión. El ex de la joven también ha sido arrestado por amenazarla de muerte la noche de los hechos.

La historia de Tamara F. es, sin embargo, mucho más oscura todavía. Y es que la chica, que tiene diagnosticada una discapacidad del 55% y padece un trastorno de la personalidad, se crió en centros de acogida y con una gran falta de afecto, según han indicado los psicólogos que la trataron.

De adolescente, su padre (condenado por abusar de una sobrina menor) comenzó a tener relaciones con ella, llegando a dejarla embarazada y teniendo la joven un bebé, fruto de esos encuentros, a los 16 años.

Las relaciones incestuosas tuvieron lugar, según la familia, con la misma frecuencia que las palizas. Una terrible historia que acabó con una condena de 11 años para el padre de la joven. Tamara F. volvió a un centro de acogida, donde tuvo a su bebé, cuya tutela tiene Bienestar Social, y en el que estuvo hasta los 18 años. Ahora, a los 20, frecuenta el albergue de transeútes de Cáritas y cerca de allí fue brutalmente atacada hace justo ahora una semana. H