En los años 60, el 'caso Profumo' fue todo un escándalo en el Reino Unido al mezclar al entonces ministro de Guerra británico en una trama sexual y de espionaje. El canal Cosmo recupera la historia, pero presentándola desde los ojos de la mujer que dio origen a toda la polémica, en 'El escándalo de Christine Keeler', serie de seis episodios que estrena este lunes 22 de junio (23.00 horas), una especie de 'The crown' (por la revisión de la historia reciente de Gran Bretaña), pero subida de tono. De hecho, este controvertido episodio aparece en uno de los capítulos de la segunda temporada de la exitosa ficción de Netflix, que habla también de la supuesta implicación del duque de Edimburgo en la trama.

Protagonizada por Sophie Cookson ('Kingsman', 'Gypsy') y escrita por la novelista y guionista galardonada con el BAFTA Amanda Coe, esta producción de la BBC explora el juicio público al que se vio expuesta la joven Keeler, modelo y bailarina de clubs de dudosa reputación, con tan solo 19 años, cuando salió a la luz que había mantenido relaciones con el ministro John Profumo (Ben Miles), político del Partido Conservador casado con la actriz Valeria Hobson (Emilia Fox). El escándalo sexual se vio agravado por los tintes de espionaje que tomó el caso, en plena guerra fría, al descubrirse que Keeler mantenía un idilio con Yevgeny Ivanov (Visar Vishka), agregado militar en la Embajada soviética de Londres.

La serie muestra cómo la vida de la protagonista, procedente de una familia con pocos recursos económicos, da un giro cuando conoce al doctor Stephen Ward (James Norton), osteópata que la introduce en la élite de la sociedad británica a cambio de que entable relaciones íntimas con hombres influyentes, igual que hace con su amiga Mandy (Ellie Bamber). Y tiene connotaciones muy de actualidad en temas como el racismo y la violencia de género, como cuando en una de las primeras escenas Keeler y su novio, un músico negro, son increpados a las puertas de su casa por darse un beso y en otra ella es abofeteada en plena calle por un exnovio celoso sin que nadie acuda en su auxilio.

"A Christine Keeler no se la escuchó. Había tantos hombres que le imponían sus puntos de vista y opiniones y decidían quién era y cómo debía comportarse, que nunca tuvo la oportunidad de dar su versión de la historia", recalca la actriz que la interpreta. "Incluso cuando estaba escribiendo su autobiografía siempre fue con el permiso de los sectores influyentes de la sociedad, y siendo constantemente manipulada, como por ejemplo por su agente. Con la nueva ola de feminismo, es muy interesante descubrir esta conmovedora historia sobre una mujer atrapada en los convencionalismos de la sociedad de la época", añade Cookson.

El escándalo le costó el cargo a Profumo, que tuvo que renunciar al ministerio cuando se descubrió que había mentido sobre su relación con Keeler en la Cámara de los Comunes. El caso dañó también la reputación del Gobierno del primer ministro Harold MacMillan. Su mala salud empeoró a partir de entonces y se le criticó por no haber cesado antes a Profumo. Los laboristas acabaron ganando las siguientes elecciones.