Su perfección le llevó a despuntar como favorita durante toda la edición de OT 2018, pero quedó en tercer lugar. Algo que no le preocupa, porque la carrera, dice, empieza después. Pese a sus 20 añitos (o por eso), Natalia Lacunza lo tiene todo claro. Siempre lo ha tenido. Y defiende su bisexualidad sin ánimo de ser referente. Ha publicado sus primer disco, Otras alas, con letras suyas. Muy propias de una «sad girl».

-Al final quedó tercera en ‘OT’.

--Lo importante es cómo lleves tu carrera. Ni ganar ni ser la última garantiza ni determina nada.

-¿Cómo llegó ahí?

--Fue algo instintivo. Dije: «Voy a probarlo, porque tengo la sensación de que será bueno para mí». De OT 2017 lo que más me había gustado era la formación tan intensa y comprimida. Sentí algo con OT, como un imán.

-¿Qué busca con su disco?

--Quería experimentar. Nunca había trabajado con un equipo profesional. Es un proceso duro y supercontrolado. Y salió fluido. Conseguí comunicar lo que llevaba en la cabeza. Cada canción está hecha por un productor distinto, pero todas tienen un hilo conductor. Estoy supercontenta.

-Las letras, que son suyas, exudan tristeza, enfado,...

--En todas hay un trasfondo de energía negativa.

-¿Corresponde a una época?

--Sí. De sentimientos muy diversos, de subidas y bajadas, de enfrentarte a situaciones nuevas que a veces te hacen sentir contenta y otras son desconcertantes. Como soy una intensa, una sad girl, era de esperar que ese fuera mi estilo.

-Mucha fauna siniestra en su disco: la tarántula, la gata negra…

--Lo sé, pero es involuntario. Los animales parecen seres muy puros y, como no hablan, transmiten su personalidad muy directamente... Me inspiran mucho.

-Yo veo una imagen sensual.

--Puede ser. Siempre me han atribuido una imagen más agresiva de lo que soy. Quizá porque soy alta, tengo el pelo negro, tatuajes y parece que soy borde... Pero no soy así. De hecho, me gustaría ser más gata negra.

-Muestra más madurez con 20 años que muchos con 30.

--Cada uno tiene su proceso y su propio ritmo.

-Se habló mucho de su flirteo con Alba Reche en ‘OT’.

--Me di cuenta una vez fuera del programa. Al salir, me creaba rechazo ser una persona mediática, pero estoy orgullosa de nosotras por haber hablado de cosas que no se escuchan en la televisión pública. Era necesario.

-Dieron normalidad a cosas que podrían crear morbo.

--Es que si dan morbo es porque hay un estigma. A mí me han preguntado si había hablado abiertamente de mi bisexualidad por militancia. Y no. Yo no tengo nada que ocultar, me parece un tema supernormal que debería visibilizarse más. Voy contra el menosprecio y el rechazo hacia personas por ser lo que son y amar lo que aman, porque no es algo que se elige, sino una característica más de tu persona.