Lo primero que a uno le viene a la cabeza al pensar en la Unión Soviética no son ni el respeto a la vida y el medioambiente ni las condiciones dignas de trabajo. Sobre todo después de que la segunda guerra mundial, las presiones derivadas de la guerra fría y de la carrera por la superioridad tecnológica mundial impusieran una precariedad financiera y una política laboral esclavista que durante décadas mantuvieron al superpaís a merced de un inminente desastre. Ese desastre, claro, se llama Chernóbil, y tres décadas después sigue siendo la mayor catástrofe nuclear de la historia.

Sus causas y sus consecuencias -y el empeño de las élites políticas por esconder la verdad y callar a quienes querían divulgarla, y el heroísmo de quienes se enfrentaron a amenazas como la radiación y la inercia burocrática- son ahora el asunto de Chernobyl, la miniserie de cinco capítulos que la plataforma HBO España estrena el martes. La crítica apunta a que es una de las ficciones televisivas más aterradoras.

AÑOS DE DOCUMENTACIÓN // Su creador, Craig Mazin, ha pasado cinco años para documentarse y escribir los episodios que componen la serie, y que arrancan, precisamente, en el momento en el que los técnicos de la central nuclear se dieron cuenta de que algo que no debería haber ocurrido acababa de tener lugar.

Así, la miniserie comienza en los minutos posteriores a la explosión del reactor y narra con minuciosidad el desarrollo de las siguientes horas y días, en gran parte a través del relato de Valery Legasov (interpretado por el actor Jared Harris), jefe de la comisión que investigó las causas del terrible accidente. Según el propio guionista, «Chernobyl aborda en el fondo qué pasa cuando la gente elige ignorar la verdad para celebrar una mentira».