El título español de 'I know this much is true' impide que asome el recuerdo de 'True', el clásico de 1983 de Spandau Ballet. En realidad, eludir esta asociación tiene su lógica: la primera serie del director y guionista Derek Cianfrance ('Blue Valentine', 'Cruce de caminos') es una balada, pero nada aromática ni afrodisíaca. Más bien amarga al límite. HBO España, que estrena 'La innegable verdad' el lunes, día 11, no quiere que nadie se llame a engaño. Aquí hemos venido a sufrir.

Frente al coronavirus, algunos defienden el escapismo y otros afrontar la verdad. La innegable verdad de nuestra vulnerabilidad. Según el gran Mark Ruffalo, (doble) protagonista, esta adaptación de un best-seller de Wally Lamb es La Serie para ver en confinamiento. Así nos lo justifica por Zoom desde su casa al norte del estado de Nueva York: "Por culpa del virus nos estamos enfrentando a lo que es la vida realmente. En la vida no es todo cómico, cínico, superficial. Pasamos el tiempo tratando de ocultarlo, disfrazados de gente superguay, pero la vida también es tristeza, también es pérdida. Está bien tener un tiempo para llorar y reflexionar sobre tu vida. Esta serie facilita todo eso, así que está hecha para estos tiempos".

Ruffalo vuelve así a las series veinte años después de participar en la policial 'The beat'. Le convenció la dificultad más que cualquier comodidad: "Después de algo como 'Los Vengadores', necesitaba desafiarme a mí mismo. Ya he superado los 50 tiene 52 y empiezo a ver el crepúsculo de mis días. A mi edad, el atractivo físico empieza a desvanecerse poco a poco. Lo que queda es el alma. Quiero contar más historias basadas en eso".

El desafío no era buscar la vulnerabilidad, sino buscar dos clases de vulnerabilidad: en la serie, Ruffalo interpreta a dos hermanos gemelos, Thomas y Dominick Dorsey. Al primero, esquizofrénico, le conocemos amputándose una mano en una biblioteca pública. El segundo, el hijo favorito, se ve forzado a cargar con él. A cargar con otra innegable verdad: la sangre es más densa que el agua. "Es lo que decía mi madre. Tus amigos son temporales; tu familia es para siempre. Eso tiene un lado maravilloso, pero uno sombrío también", explica Ruffalo. "Todas estas conexiones son nutriente de grandes dramas, de historias con las que todo el mundo se identifica. O al menos cualquiera que tenga familia Bueno, como seres humanos, todos estamos diseñados genéticamente para encontrar familia, para crear lazos familiares, incluso con quienes no son parientes nuestros".

La gran Kathryn Hahn ('La señora Fletcher'), exesposa de Dominick en la serie, coincide en señalar la universalidad de esta historia de amor fraternal y secretos familiares: "Parece que la serie sea un drama extremo, pero en realidad habla de cosas comunes. De lo que significa ser humano. De tener una familia y agarrarte a ella como algo que es solo tuyo. De tratar de ser una buena persona y no tener resentimiento".

Dos Ruffalo por el precio de uno

Cuando se duplica al protagonista de una serie o película, se corre el peligro de distraer en exceso al espectador, que desconecta de la historia para tratar de adivinar la técnica. En 'La innegable verdad' es más fácil dejarse arrastrar, gracias sobre todo al talento y esfuerzo de Ruffalo. Sin miedo a dejar de romper corazones, rodó las partes de Dominick con su físico habitual y, después, se dedicó durante seis semanas a comer sin parar e ignorar su rutina de hidratación facial.

Cuando volvió al rodaje para rodar las partes de Thomas, pesaba casi catorce quilos más y ni sus compañeros lo reconocían. Nos explica Rosie O'Donnell, la trabajadora social Lisa Sheffer en la serie: "Estaba paseando por el set y vi a un vagabundo en la mesa del catering. Avisé a un vigilante, pero este me miró y me dijo: 'Mira bien, Rosie, es Mark Ruffalo'. Como mujer que ha lidiado con el peso toda su vida, me asombró que se prestara a eso sin miedo a no poder quitárselo de encima después".

Una miniserie que son tres películas

Últimamente se ha puesto de moda hablar de las series como películas largas, incluso cuando tienen clara estructura de serie. En el caso de 'La innegable verdad', por una vez, tiene bastante sentido. Explica Derek Cianfrance: "En HBO estaban intrigados por mi interés en saltar a la tele, algo que nunca había hecho. Yo no vi diferencia con rodar cine. Rodamos durante 116 días, más tiempo del que se dedica a muchas películas. Rodamos en celuloide, en 35 mm. Trabajamos como si estuviéramos haciendo una película".

Aunque esto, hoy en día, nunca habría podido ser una película. "En cine solo puedes hacer historias largas y con diferentes etapas si haces una franquicia", dice el director. "Es difícil si quieres contar un drama. Ahora mismo sería difícil hacer una trilogía como 'El Padrino', por ejemplo. Si quieres contar un drama épico, solo puedes hacer televisión".

El director de 'Blue Valentine' se ha descubierto a sí mismo disfrutando con algunas exigencias de la serialidad, como por ejemplo, tener que pensar un principio y un final para cada episodio. "Me encanta pensar en esos momentos, en decidir cómo arrancar y con qué decir adiós al espectador. También me ha gustado poder pasar más tiempo con los personajes o alargar algunas partes". Como, imaginamos, esa incómoda escena de (intento de) seducción al ritmo de 'Everything she wants', de Wham! Que no 'True', de Spandau Ballet.