Masterchef sigue en plena ebullición. Después de cerrar hace tan solo una semana la tercera edición de las celebrities con la victoria de Ona Carbonell y a pocos días del estreno de la sexta tanda del júnior, el talent show gastronómico de TVE-1 acaba de encender de nuevo sus cocinas abriendo los castings para la séptima temporada de la versión original, la de los concursantes anónimos. Barcelona ha sido la primera parada, antes de que las pruebas de selección recalen en Sevilla, València y Madrid.

«Este año estamos a punto de pulverizar nuestro propio récord, con más de 20.000 inscritos», avanza Esther González, directora de casting del programa que, a pesar de llevar ya siete temporadas del concurso eligiendo a los que se convertirán en los pupilos de Jordi Cruz, Pepe Rodríguez y Samantha Vallejo-Nágera, asegura que todavía sigue sorprendiéndose con los candidatos. «Aunque haya perfiles parecidos, nadie se parece a nadie, así que todos los días descubrimos cosas nuevas con gente tan diversa», afirma.

Algo parecido le pasa a David Marsal, del equipo de culinarios que valoraba a los 80 seleccionados que llegaron hasta el casting presencial en Barcelona, que destaca la gran evolución que ha habido entre los platos que se presentaban en la primera edición y los que cata ahora. Sobre todo, recalca cómo han mejorado los emplatados. «Es lo que tiene la tele, que nos da esa evolución para que la gente en casa sea mucho más sofisticada», reflexiona.

Entre los candidatos había debutantes, pero también repetidores, como Joan, que el año pasado tuvo que renunciar a la plaza que se había ganado para la fase final por un tema laboral.