Cerrar la maleta. Ese es, según Miki Núñez, el único «eurodrama» que vive en las horas previas a su inminente viaje a Tel Aviv como representante español en Eurovisión 2019, sin prestar atención a aspectos como las peticiones que ayer le reiteraron activistas para sumarse al boicot a Israel.

«Lo bueno de Eurovisión es que es un concurso de música, da igual lo demás», insistió el cantante, tras no asistir, como estaba previsto, a una charanga previa por el centro de Madrid a la que sí se sumó una decena de personas contrarias a la celebración del festival en ese país por su política sobre los territorios palestinos.