Tras hacerse inmensamente rico y famoso apareciendo en comedias como Ace Ventura (1994), Jim Carrey quiso reivindicarse como actor serio, y como parte de esa estrategia decidió meterse en la piel del cómico Andy Kaufman. Lo hizo hasta tal punto que durante el rodaje de la película permaneció convertido en su personaje en todo momento.

Las evoluciones del actor entre bambalinas fueron captadas por un equipo documental que, se suponía, iba a usarlas para montar un reportaje promocional de la película. En cambio, hasta hace poco, esas 100 horas de grabación han estado criando polvo en el fondo de un estante. Los productores no querían que las imágenes vieran la luz. «Temían que el público empezara a verme como un gilipollas», explica Carrey ahora en el documental titulado Jim & Andy: The Great Beyond -desde el próximo viernes en Netflix España-, que mezcla ese material de archivo con una entrevista reciente del actor para rememorar uno de los rodajes más locos de la historia del cine y del intérprete.